El impacto de un asteroide gigante con nuestro planeta mataría instantáneamente a millones de animales. No obstante, las secuelas de semejante impacto serían aún más desastrosas: tsunamis, terremotos y vastas nubes de polvo bloqueando el sol conducirían a la pérdida de cosechas y a una extinción masiva. Hace sesenta y cinco millones de años, un evento similar mató al 75% de las especies de la Tierra [pues ver en esta historia por qué se esfumaron ciertas formas de vida, como los dinosaurios, mientras que otras no lo hicieron, y en esta otra cómo llegó eventualmente la vida al cráter formado por aquel impacto]. Pero para realmente acabar con toda la vida del planeta, se necesitaría un evento astrofísico tan poderoso que haría que los océanos de la Tierra literalmente entraran en ebullición, según un nuevo estudio. El calor y la radiación cósmica harían que la Tierra quedara inhóspita incluso para los tardígrados, que se encuentran entre los organismos más resistentes jamás descubiertos.

Joshua Winn, experto en exoplanetas de la Universidad de Princeton, en Estados Unidos, quien no estuvo involucrado en el estudio, explicó: «Han tomado una de las grandes preguntas ¿cómo es de resistente la vida?, y la han convertido en un cálculo bien planteado, concentrándose en la energía necesaria para hervir los océanos de la Tierra. Es una cantidad enorme de energía».

(imagen ampliable) La Tierra sin agua. Imagen: Jack Cook, Woods Hole Oceanographic Institution, Howard Perlman, USGS

Los investigadores primero calcularon la cantidad de energía que se necesitaría para llevar toda el agua de la Tierra por encima de 100°C: 6 x 1026 julios, aproximadamente un millón de veces más que el consumo anual total de energía por los seres humanos, o mil billones (10 ^ 15) de veces la energía necesaria para permitir el despegue del transbordador espacial. Traducido en cataclismos, se necesitaría la energía desprendida por el impacto de un asteroide del tamaño de Vesta o Pallas, entre los más grandes del sistema solar, según informaron en Scientific Reports. Otras opciones: la explosión de estrellas, que se conoce como supernovas, o explosiones de rayos gamma, que son explosiones altamente energéticas en el espacio exterior.

Pero nada de esto es muy probable. Existen asteroides del tamaño adecuado, pero «no se dirigen en nuestra dirección», dice el autor del estudio y astrofísico Avi Loeb de la Universidad de Harvard, en el Reino Unido. Y aunque el calor generado por una supernova podría hacer que toda el agua de la Tierra se evaporara, tal explosión tendría que producirse «justo al lado», cósmicamente hablando. Debería suceder a 0,13 años luz de distancia, o cerca de 30 veces más cerca de nuestro sistema solar que la candidata más cercana a supernova. Por último, no existe casi ninguna posibilidad de que se produzcan estallidos de rayos gamma que sucedan a una distancia capaz de despojar a la Tierra de sus mares. «Realmente es muy difícil esterilizar un planeta», dice Gregory Laughlin, astrónomo de la Universidad de Yale, en Estados Unidos, que no participó en el estudio.

Los investigadores miraron a los tardigrados, criaturas microscópicas que viven en el agua y pueden soportar temperaturas tan bajas como -272°C y tan altas como 150°C: de hecho son los animales de la Tierra con mayores probabilidades de sobrevivir cuando todos los demás estén muertos. Los tardígrados, también conocidos como osos de agua, pueden vivir durante días en el vacío del espacio exterior. También pueden soportar hasta seis veces la presión del fondo del océano y niveles de radiación miles de veces la dosis letal humana, gracias a un mecanismo aún desconocido que les permite reparar su ADN. Aun así, no podrían sobrevivir a una exposición prolongada al calor severo y a la radiación cósmica sin agua, ni a un tiempo interminable en el espacio.

Los resultados tienen implicaciones que van más allá de sólo los terrícolas. Podrían proporcionarnos un conocimiento más completo en nuestra búsqueda de criaturas en mundos extraños, dice el autor del estudio David Sloan, cosmólogo de la Universidad de Oxford en el Reino Unido. «Esto realmente amplía la gama de lugares donde deberíamos estar buscando vida». Eso se debe a que los organismos más resistentes en la Tierra (no sólo los tardígrados, sino también aquellos microorganismos que prosperan en condiciones extremas) pueden resistir una amplia gama de catástrofes, como el calentamiento global o las guerras nucleares. «Tengo una visión optimista de la vida», dice Loeb. «Puede ser capaz de sobrevivir a todos los errores de política que hagamos en el futuro».

Artículo original publicado por Science. Revisado y traducido por ¡QFC!

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