Una alta proporción de ex jugadores de fútbol americano cuyos cerebros fueron donados para la investigación fueron diagnosticados post mortem con encefalopatía crónica traumática (ECT). Hasta 110 de 111 jugadores de la Liga Nacional de Fútbol mostraron ECT, ​​según un estudio publicado por JAMA.

ECT es una neurodegeneración progresiva asociada con un trauma repetitivo de la cabeza y los jugadores de fútbol americano pueden presentar un mayor riesgo de enfermedades neurológicas a largo plazo, en particular ECT. [También pueden mostrarla los jugadores de fútbol o balompié, como mostramos en esta historia, así como quienes practiquen deportes de alto contacto.]

Ann C. McKee, del Centro de ECT de la Universidad de Boston y VA Boston Healthcare System, y sus colegas realizaron un estudio que examinó los cerebros de 202 ex jugadores de fútbol fallecidos para determinar las características neuropatológicas del ECT a través de exámenes de laboratorio, y síntomas clínicos de ECT tras hablar con los parientes de los jugadores para recolectar historias detalladas incluyendo traumas en la cabeza, participación atlética y servicio militar.

Entre los 202 jugadores de fútbol (la mediana de edad al fallecer fue de 66), ECT fue diagnosticado neuropatológicamente en 177 jugadores (87 por ciento) que habían participado en el fútbol un promedio de 15 años. Los 177 jugadores incluyeron: 3 de 14 jugadores de escuela secundaria (21 por ciento); 48 de 53 jugadores universitarios (91 por ciento); 9 de 14 jugadores semiprofesionales (64 por ciento); 7 de 8 jugadores de la liga de fútbol canadiense (88 por ciento); y 110 de 111 jugadores de la NFL (99 por ciento).

(Imagen ampliable) 110 de 111 jugadores de fútbol americano muestran signos de ECT. Imagen: © beto_chagas / Fotolia

La gravedad neuropatológica del ECT se mostró consistentemente en el nivel más alto de juego. Los tres ex jugadores de escuela secundaria mostraban una patología leve y la mayor parte de universitarios (56 por ciento), semiprofesionales (56 por ciento), y profesionales (86 por ciento) retirados mostraban una patología severa.

Entre los 27 participantes con patología ECT leve, el 96 por ciento mostraba síntomas conductuales o anímicos o ambos, el 85 por ciento tenía síntomas cognitivos y el 33 por ciento tenía signos de demencia. Entre los 84 participantes con patología ECT severa, el 89 por ciento tenía síntomas conductuales o anímicos o ambos, el 95 por ciento tenía síntomas cognitivos y el 85 por ciento tenía signos de demencia.

«En una muestra de conveniencia de jugadores de fútbol fallecidos que donaron sus cerebros para la investigación, una alta proporción tenía evidencia neuropatológica de ECT, lo que sugiere que ECT puede estar relacionada con la participación previa en el fútbol», concluye el artículo. Los autores reconocen que varios otros factores relacionados con el fútbol pueden influir en el riesgo de ECT y la gravedad de la enfermedad, incluyendo pero no limitado a la edad en la primera exposición al fútbol, ​​la duración del juego, la posición del jugador y los golpes acumulados.

El estudio tiene varias limitaciones, incluyendo que se trata de una muestra sesgada basada en un programa de donación de cerebro porque la concienciación pública de un posible vínculo entre traumatismo craneoencefálico repetido y ECT puede haber incentivado a los jugadores y sus familias con síntomas y signos de lesión cerebral a participar en esta investigación. Los autores instan a la prudencia en la interpretación de la alta frecuencia de ECT en este estudio, haciendo hincapié en que las estimaciones de la gran prevalencia de ECT no pueden ser concluidas o inferidas.

Artículo original publicado por JAMA. Revisado y traducido por ¡QFC!

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