La energía geotérmica se ha utilizado desde tiempos inmemoriales. Existen indicios de que ya se usaba en tiempos del paleolítico mediante el uso de aguas termales, y hasta los romanos hacían uso de ellas en sus baños y para el calentamiento de sus hogares. Con el incesante incremento en el uso de electricidad durante el Siglo XX, la energía geotérmica se fue forjando como una de las opciones en el mix energético de los países.

Pero, ¿qué es la energía geotérmica? Es la energía que se propaga directamente desde el núcleo terrestre hasta la corteza, junto con la radioactividad en que decaen los elementos atrapados en la misma. Esto provoca que, grosso modo, la temperatura aumente 30 °C cada kilómetro que se nos adentramos en la tierra. A profundidades de entre 3 y 10 kilómetros, las temperaturas pueden llegar a los 150 °C (sobrepasando así ampliamente el punto de ebullición del agua).

Eso nos lleva a España, donde un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad de Valladolid ha concluido que la cantidad de energía contenida en el subsuelo de la península puede llegar a superar hasta 5 veces la capacidad total instalada a día de hoy. Por supuesto, existen ciertas limitaciones a esta declaración. La energía potencial extraíble varía dependiendo de a qué profundidad se llegue. A profundidades de 3.5Km, casi el 6% de la península alcanza temperaturas superiores a los 150 °C. Pero a 5.5Km de profundidad, el 50% del territorio las alcanza, y esta cifra aumenta al 90% para profundidades de 7.5Km. En total, la capacidad energética total de la península para profundidades de entre 3 y 10Km es de 700GWe, cinco veces superior a los 107.5GWe instalados. Las áreas más prometedoras del país son  Galicia, oeste de Castilla y León, Sistema Central, Andalucía y Cataluña por gozar de una mayor fricción entre placas del zócalo y presencia de materiales graníticos

¿Por qué es esta noticia interesante? Porque la potencia de energía geotérmica instalada a día de hoy en España es de 0GWe. Este estudio arroja luz sobre el papel que podría representar este tipo de energía en el futuro, no para utilizarla exclusivamente y proveer al país de electricidad, sino para ayudar a crear un mix energético variado, sostenible, renovable y limpio.

Antes de afanarnos en atacar a la clase política por su interés en mantener al país sumido en las energías fósiles y dependiente de un limitado número de titánicas empresas que determinan la oferta y los precios en régimen oligopólico dejando a las renovables de lado, es necesario explicar las razones por las que no existen plantas de energía geotérmica en España.

Hasta hoy, este tipo de energía se ha extraído únicamente en lugares con obvias facilidades para ello, como son por ejemplo áreas cercanas a fisuras en las placas tectónicas, que permiten un acceso fácil y tienen un rendimiento excelente. Por otro lado, los costes de acceso al subsuelo son, en muchos casos, prohibitivos, si bien recientemente y gracias a la ayuda gubernamental y a los avances tecnológicos se han logrado disminuir en hasta un 25%. También hay que tener muy claro dónde perforar, ya que los costes de perforación pueden suponer hasta el 50% de la inversión, y las probabilidades de fracaso pueden llegar a alcanzar el 20%, como muestra este estudio. Además, como explicaba Chamorro, coautor del estudio, existen otros obstáculos a la fácil implementación de este tipo de energía, como las técnicas idóneas de perforación, la mejor forma de fracturar la roca o cómo operar ciclos termodinámicos avanzados.

No obstante, según ha podido averiguar ¡QFC!, esta energía podría suponer una ventaja para el país. Según publicaba El País, en abril de 2013 el coste del kWh en España fue de 0.139€, mientras que en abril de 2014 llegó a 0.095€. Del mismo modo, el coste de la energía geotérmica puede llegar a ser de entre 0.04 y 0.1€ por kWh según publicó Bertani para el Congreso de Energía Geotérmica Europa en 2007. ¡Suena prometedor! Esperemos poder ver en el futuro un mayor avance de esta energía, su inclusión en el mix energético del país, y el abandono paulatino de las energías fósiles.

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