Fue una escena espantosa. El cuerpo tenía heridas graves y seguía sangrando a pesar de haber permanecido tendido durante horas en la sabana senegalesa.

La víctima del asesinato, un chimpancé de África Occidental llamado Foudouko, había sido golpeado con piedras y palos, pisoteado y luego canibalizado por su propia comunidad. Los detalles fueron recogidos en la revista International Journal of Primatology.

Este es uno de tan sólo nueve casos conocidos en los que un grupo de chimpancés ha matado a uno de sus propios machos adultos, en contraposición a matar a un miembro de una tribu vecina.

Estos asesinatos intragrupo son raros, pero Michael Wilson, de la Universidad de Minnesota, en Estados Unidos, dice que aportan una valiosa visión del comportamiento de los chimpancés, como puede ser la construcción de una coalición masculina.

«¿Por qué estas coaliciones a veces tienen éxito, pero no muy a menudo? Se encuentra en el corazón de esta tensión entre conflicto y cooperación, central en la vida de los chimpancés e incluso en la nuestra», explica. [No es difícil de imaginar, puesto que nuestro cerebro y el del resto de los simiso , como vimos aquí, comparte la misma estructura básica.]

Los chimpancés por lo general viven en grupos con más hembras adultas que machos, pero en el grupo donde se produjo el asesinato fue al revés.

«Cuando inviertes la situación y cuentas con casi dos machos por cada hembra, realmente se intensifica la competencia por la reproducción. Eso parece ser un factor clave aquí», dice Wilson.

Jill Pruetz, de la Universidad Estatal de Iowa, en Estados Unidos, que ha estado estudiando este grupo de chimpancés en el sureste de Senegal desde 2001, está de acuerdo. Ella sugiere que la influencia humana puede haber provocado este ratio sesgado del género, que a su vez probablemente haya estado detrás de este ataque. En Senegal, las hembras de chimpancé son cazadas furtivamente para procurar crías para el comercio de mascotas.

Caída del poder

(Haz click para ver el vídeo) Miembros del grupo se ensañan con el cadáver de su ex tirano.

Hace trece años, Foudouko reinaba sobre uno de los clanes de chimpancés en el área de estudio de Fongoli, que forma parte del Proyecto para Chimpancés de la Sabana Fongoli. Como macho alfa, era «un tanto tirano», explica Pruetz.

Foudouko ganó el estatus de alfa en sus últimos años de adolescencia y gobernó junto a su mano derecha, Mamadou, el beta masculino del grupo. En 2007, Mamadou resultó gravemente herido y se separó del grupo durante semanas, tras las que volvió debilitado y ocupando un rango más bajo en la jerarquía social.

Debido a que Foudouko mantenía una alianza con su debilitado socio, fue condenado al ostracismo y luego expulsado por los demás. Vivió solo en las afueras de la sociedad chimpancé durante años, siendo visto por los investigadores del área sólo una o dos veces al año.

Los grupos de chimpancés en Fongoli son bastante cerrados, por lo que la única oportunidad de Foudouko de encontrar una compañera era uniéndose al grupo de nuevo. En 2013, Mamadou había recuperado el estatus de beta masculino y su hermano, David, había tomado el control como alfa. Aceptaron a Foudouko de nuevo en el redil, aunque otros miembros del grupo lo perseguían periódicamente.

«Justo en ese momento nos encontramos con cinco jóvenes machos tratando de medrar en la jerarquía y aquella coalición no quería permitir el regreso de Foudouko», dice Pruetz. «Estaba tratando de retomar un alto rango, lo que en última instancia fue una tontería por su parte».

Como locos

(Haz click para ver el vídeo) Miembros del grupo se ensañan con el cadáver de su ex tirano.

Una mañana temprano, Pruetz y su equipo escucharon fuertes gritos y abucheos del área de descanso de los chimpancés. Al amanecer, encontraron a Foudouko muerto, sangrando profusamente de una mordedura en su pie derecho. También tenía un gran corte en la espalda y el ano rasgado. Más tarde se halló que tenía las costillas rotas. Pruetz dice que Foudouko probablemente murió de lesiones internas o por desangramiento de su herida en el pie.

Foudouko también tenía heridas en los dedos. Es probable que hubieran sido causados ​​por chimpancés cuándo éstos trataban de sujetarle con los dientes para estirar los brazos e inmovilizarle durante el ataque, dice Pruetz.

Después de su muerte, la banda siguió abusando del cuerpo de Foudouko, lanzando piedras y golpeándolo con palos, rompiéndole los miembros, mordiéndolo y finalmente comiendo algo de la carne.

“Fue sorprendente. La hembra que más canibalizó el cuerpo, es la madre de dos de los machos de alto rango. Sus hijos fueron los únicos que realmente no atacaron el cuerpo agresivamente», dice Pruetz, y añadió que Mamadou incluso trató de despertar a su viejo socio.

«¿Entienden los chimpancés la muerte? No está claro si lo hacen», dice Wilson, que estudia chimpancés en el este de África. «Parece improbable que sepan tomar el pulso o mirar la respiración para asegurarse de que algo está muerto, por lo que los vemos golpeando a los individuos que han matado después de haber expirado. Aun así, la canibalización fue inusual». [Pero, como vimos aquí, sí se han observado en los chimpancés comportamientos que podrían indicar rituales sagrados en la comunidad.]

Pruetz dice que desde la muerte de Foudouko, Mamadou ha sido expulsado del grupo por los mismos jóvenes machos que atacaron a su anterior socio.

«La forma en que se están comportando los chimpancés es igual que como solían actuar con Foudouko [cuando estaba tratando de volver a entrar en el grupo]. La saga continúa», concluye.

Artículo original publicado por New Scientist. Revisado y traducido por ¡QFC!

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