n los últimos años el estudio con células madre se ha incrementado exponencialmente, y hemos visto aparecer todo tipo de aplicaciones en las que podrían ser útiles. Pueden revolucionar el tratamiento de párkinson, recobrar la habilidad para caminar en personas con esclerosis múltiple, permitir la pronta recuperación tras un infarto, devolver la visión, producir sangre para transfusiones, tratar la diabetes y hasta posibilitar la manufactura de órganos y tejidos.
El último avance en la investigación con células madre viene de un artículo escrito por un equipo de la Universidad Médica Meridional en Guangzhou, el Instituto de Zoología de Beijing y la Universidad Médica de Nanjing al lograr obtener células cuasi-espermáticas útiles a partir de células madre embrionarias de ratones y lograr la reproducción de los roedores.
El proceso, simplificado y antes de ponernos a analizarlo, consiste en exponer las células madre embrionarias de los ratones a varias soluciones químicas para persuadirlas a convertirse en células germinales primigenias. En un segundo paso, expusieron estas células germinales a células testiculares y hormonas sexuales como la testosterona. De esta manera favorecieron la transformación de células germinales a células de tipo espermático que además poseían un correcto ADN nuclear y contenido cromosómico. Las células resultantes fueron inyectadas en óvulos de ratón que posteriormente procedieron a implantar en las hembras.
El resultado fue tan satisfactorio que las crías resultantes vivieron sanas, y consecuentemente parieron una siguiente generación.
Ahora hagamos lo que nos gusta hacer. Rompamos la historia por partes.
¿Qué son las células madre?
Se llama células madre a células no diferenciadas. Una vez se ha unido el espermatozoide y el óvulo, esta única célula comienza su proceso de formar un ser vivo. Para ello, se multiplica constantemente a través de la mitosis (se divide para replicarse) hasta producir un número específico de células madre. Llegado un punto concreto, dichas células se transformarán en todos y cada uno de los tipos de célula de los que compone el ser vivo, como neuronas, piel, sangre o tejidos. Es precisamente esta capacidad de conversión lo que las hace tan interesantes. Una célula que se multiplica incesantemente y que puede convertirse en cualquier otra célula ofrece posibilidades infinitas.
¿Qué son las células madre embrionarias?
Existen dos grandes tipos de células madre: las células madre embrionarias y las células madre adultas. Las embrionarias aparecen en las primeras divisiones de la célula y se encuentran alojadas en las células que con el tiempo pasará a formar la placenta. Las células madre adultas se encuentran en varios tejidos de seres vivos adultos, y principalmente sirven para reparar el cuerpo y reponer tejido dañado. La gran diferencia entre ambos tipos de células madre es que mientras las adultas pueden convertirse en un limitado número de células del cuerpo, las embrionarias tienen la capacidad de convertirse en cualquiera de los más de 220 tipos de célula presente en el cuerpo humano.
Dada esta explicación, podemos entender la necesidad de utilizar células madre embrionarias para convertirlas en células espermáticas.
Ya que pueden convertirse en cualquier tipo de célula del cuerpo, el equipo de investigadores las persuadió mediante el uso de compuestos químicos para convertirse en células germinales primigenias.
¿Qué son las células germinales primigenias?
Es el tipo de célula que más tarde dará paso a la formación de óvulos y espermatozoides. Las células germinales primigenias se diferencian del resto de células porque su utilidad no será la de formar parte del ser vivo al que pertenecen, sino la de posibilitar la descendencia de un nuevo ser vivo, y por esta razón contienen el material genético que será legado a la siguiente generación.
El equipo científico logró, mediante la exposición a células testiculares y hormonas como la testosterona, la transformación de las células germinales primigenias en células de tipo espermático que, además, contenían el juego válido y completo de material genético para ser transferido a un óvulo.
La razón por la que se llaman células de tipo espermático en vez de, directamente, espermatozoides, es que las últimas son diferentes: carecen de movilidad y tienen una apariencia diferente, si bien parecen funcionar sin problemas ya que se logró una gestación sin incidentes y los ratones nacidos por este método lograron reproducirse sin ninguna dificultad.
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Por supuesto, la meta última es el uso de esta técnica en seres humanos. Sin embargo, según apunta el Doctor Zhou, coautor principal del artículo, aún es muy pronto para discutir el uso clínico de esta técnica, dadas las obvias diferencias existentes entre las especies humana y roedora. Aún quedan años de experimentos para asegurarse la viabilidad y la seguridad de esta técnica en seres humanos.
No obstante, para el actual 15% de parejas con infertilidad esta técnica podría suponer, en un futuro, una opción a la descendencia hasta entonces inexistente.