Este es un experimento relativamente sencillo, relativamente seguro, pero extremadamente impactante.

Si se realiza con cuidado, con medidas de precaución y con cabeza, es diversión asegurada.

La manera de realizarlo es la siguiente. Se toma una garrafa vacía (preferiblemente de vidrio), se añade un poquito de alcohol de al menos 70%, se agita bien para que se impregnen las paredes y se vacía el sobrante, se limpia la boca de la botella y con cuidado y a distancia, se introduce una cerilla encendida (quizás con ayuda de un palo).

El resultado, una llama que se propaga hasta el fondo de la garrafa provocando un sonoro «woosh» y se extingue de manera espectacular en un último petardeo.

Puedes ver el vídeo completo, en inglés, aquí.

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