Emborracharse podría dificultar la introducción de tu contraseña, incluso si tus ondas cerebrales son tu nombre de usuario.

La autenticación por ondas cerebrales es una de las muchas medidas biométricas promovidas como una alternativa a las contraseñas. La idea es que una persona autentique su identidad con lecturas de electroencefalograma (EEG). Por ejemplo, en lugar de exigir un código de acceso, una computadora podría mostrar una serie de palabras en una pantalla y medir la respuesta del usuario a través de un auricular EEG. Las firmas de EEG son únicas y son más complejas que una contraseña estándar, por lo que son difíciles de hackear.

Sin embargo, aunque investigaciones sugieren que las lecturas de EEG pueden autenticar la identidad de alguien con tasas de exactitud de alrededor del 94 por ciento, podría haber factores que den pie a confusión; como si has tomado demasiados tragos.

Tommy Chin, investigador de seguridad de la firma de consultoría de seguridad cibernética Grimm, y Peter Muller, estudiante de postgrado del Rochester Institute of Technology, en Estados Unidos, decidieron probar experimentalmente esta teoría analizando las ondas cerebrales de las personas antes y después de beber chupitos de Fireball, un tipo de güisqui [si, se puede escribir así] con sabor a canela.

«Las ondas cerebrales pueden ser fácilmente manipuladas por influencias externas como pueden ser las drogas: opioides, cafeína y alcohol», dice Chin. «Esta manipulación hace que sea un reto importante verificar la autenticidad del usuario si éste ha bebido una cantidad inmensa de alcohol o bebida con cafeína».

Demasiado borracho para iniciar sesión

(Imagen ampliable) Onda cerebral, ¿me permites el acceso? Imagen: Panther Media GmbH/Alamy Stock Photo

Chin y Muller presentaron sus conclusiones en la conferencia de seguridad ShmooCon en Washington DC, con unos resultados iniciales de un pequeño número de pruebas que indican que la precisión de la autenticación a través de ondas cerebrales podría caer al 33 por ciento en usuarios ebrios. Asimismo, reclutaron más participantes en SchmooCon para recopilar más datos.

El problema no se limita a la bebida y las drogas. John Chuang, de la Universidad de California, Berkeley, en Estados Unidos, publicó el año pasado investigaciones sobre el impacto del ejercicio en la autenticación EEG y encontró que la exactitud se degrada inmediatamente después de un entrenamiento (aunque se recuperó rápidamente). Sugiere que otros factores como el hambre, el estrés o la fatiga también podrían reducir la fiabilidad.

«Dependiendo de la aplicación, puede ser una característica maravillosa que una persona borracha no pueda autenticar en un sistema después de haber bebido demasiado», dice Chuang.

Si se requiriera exactitud en condiciones diferentes, podría ser posible recoger varias «plantillas» de ondas cerebrales para un usuario mapeando por separado su firma de EEG cuando está borracho, cansado y así sucesivamente. Chin y Muller también hallaron que es posible ajustar el análisis de datos de EEG usando el aprendizaje automático para mejorar los resultados de los participantes que estaban embriagados.

Pero para que la autenticación de las ondas cerebrales se utilice en el mundo real, Chuang dice que la investigación sistemática debe hacerse sobre cómo todos los tipos de factores diversos podrían afectar su exactitud «, tales como el ejercicio físico, la fatiga mental, el estrés, la distracción, los cambios en el afecto o el estado de ánimo, o los efectos de la cafeína, el azúcar, o la medicación».

Artículo original publicado por New Scientist. Revisado y traducido por ¡QFC!

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