Una de las preguntas que nos hemos hecho desde hace mucho tiempo y que nos está resultando muy difícil de contestar es ¿qué hace único a nuestro cerebro? El cerebro humano es, de entre todas las espcies animales del planeta, el único que ha demostrado poseer una capacidad plástica, unas habilidades cognitivas, un comportamiento más complejo, elaborado y flexible que el resto de seres vivos. Por supuesto, sería ridículo pensar que el resto de los animales carecen de estas características (nuestra capacidad cerebral bien debería comprender a estas alturas que la realidad en que vivimos no es «o blanca o negra»), pero no las exhiben de una manera ta completa ni compleja.

Pero, ¿cuál es el secreto? ¿Es quizás el tamaño del cerebro? Después de todo, el cerebro de un ratón pesa unos 0,4 gramos, el de un chimpancé pesa unos 400 gramos, el de un humano pesa unos 1.300-1.400 gramos, y es razonable pensar que un chimpancé es más inteligente que un ratón, y un humano lo es más que un chimpancé. Pero siguiendo esa lógica, un elefante africano, con un cerebro de 5,7 kilogramos, debería ser mucho más inteligente que nosotros, y un cachalote debería serlo más que un elefante ya que posee el mayor cerebro del mundo animal (unos 8 kilogramos).

Parece que el secreto no está en el tamaño. Pero, entonces, ¿Dónde reside?

La respuesta, la explora Suzana Herculano-Houzel, neurocientífica en el Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad Federal de Rio de Janeiro, en una charla TED realmente interesante.

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