¿Realmente quieres saber qué sucede?
La respuesta tiene que ver con el centro de gravedad de los relojes. Al girar el artefacto, cada uno de los relojes se encuentra “trabado” puesto que tiene la totalidad de la arena en la cámara superior. Al permanecer en un líquido, están tratando de volver a su estado natural. Esto les empuja a tratar de “darse la vuelta”, colocando su peso, la arena, abajo y el aire arriba. Obviamente, no pueden darse la vuelta, así que se quedan agarrotados dentro del tubo.
Escrito de otro modo, la fuerza que ejercen contra las paredes del cilindro es mayor que la que sufren por la gravedad. Es por esto que en vez de sumergirse o flotar, permanecen atorados en su posición.
Conforme cae la arena los relojes van perdiendo su tendencia a querer darse la vuelta puesto que la cámara baja se vuelve más pesada. De esta manera, el punto de gravedad de los relojes va descendiendo poco a poco. En el momento que ha caído suficiente arena la fuerza de la gravedad pasa a ser mayor, y empuja a los relojes a sus posiciones naturales.
Y así, uno comenzará a flotar poco a poco, y el otro comenzará a hundirse hasta el fondo, otorgando un efecto mágico a este sorprendente truco.