La colonización de la lejana ‘Oceanía Remota’ hace unos 3.400 años fue una de las dispersiones de población más ambiciosas y expansivas de la historia humana.

Los marinos viajaron miles de kilómetros de océano, navegando gracias a las estrellas y superando las corrientes y el difícil clima para llegar a regiones que incluyen la actual Tonga, Samoa, Hawái, Micronesia y Fiji.

Ahora una investigación realizada por un equipo de tres científicos proporciona nuevas ideas sobre cómo estos primeros exploradores llegaron a viajar por el Océano Pacífico y poblar una de las regiones más remotas de la Tierra.

«¿De dónde vinieron estas personas? ¿Cómo llegaron a estos lugares realmente remotos, y cuáles fueron los factores culturales, tecnológicos y políticos que llevaron a estas dispersiones de la población?,» dijo el coautor Scott Fitzpatrick, antropólogo de la Universidad de Oregón en Estados Unidos. «Estas son realmente grandes preguntas para la arqueología del Pacífico y otras disciplinas relacionadas».

Fitzpatrick y su equipo, que incluye a Álvaro Montenegro, geógrafo de la Universidad Estatal de Ohio, en Estados Unidos y autor de correspondencia del artículo, y Richard Callaghan, arqueólogo de la Universidad de Calgary en Canadá, ofrecen algunas respuestas potenciales en un artículo publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences.

(Imagen ampliable) Migración en Oceanía Remota. El mapa combina datos climáticos con simulaciones por ordenador. Imagen: Universidad de Oregón/Fitzpatrick

El artículo, titulado «Usando simulaciones de navegación marítima y trayectorias de ‘trayecto más corto’ para modelar la colonización prehistórica de la Oceanía Remota» detalla el uso de simulaciones por ordenador y datos climáticos para analizar las rutas oceánicas en el Pacífico. Las simulaciones toman en cuenta datos de alta resolución de vientos, corrientes oceánicas, distribución de la tierra y precipitación.

«Hemos sintetizado una gran cantidad de nuevos datos climáticos y hemos llevado a cabo muchas nuevas simulaciones que son emocionantes en cuanto a que resaltan y señalan dónde pudieron haberse originado algunas de estas poblaciones prehistóricas», dijo Fitzpatrick. «La simulación puede evaluar, en cualquier momento en el tiempo, dónde terminaría alguien si se dejara llevar a la deriva saliendo desde un punto A. También podemos modelar viajes dirigidos. Si alguien sabía a dónde iba, ¿cuánto tiempo tardaría en llegar ahí?»

Fitzpatrick y sus colegas utilizaron sus simulaciones para identificar los puertos de partida más probables para los colonos de cinco regiones principales de Oceanía Remota. Para considerar también variaciones de curso provocadas por el viento y las corrientes, el equipo creó trayectorias de «salto más corto» para evaluar los caminos de menor resistencia más probables. Esta técnica tiene en cuenta el rol que pudieron haber desempeñado la distancia y la lejanía para facilitar el viaje de una isla a otra y puede incluir cambios en el nivel del mar en diferentes momentos que pudieron haber hecho estos viajes más fáciles o más difíciles.

Los modelos de navegación marítima han sido desarrollados y utilizados por otros investigadores en el pasado, dijo Fitzpatrick, pero no fueron capaces de aprovechar al máximo los conjuntos de datos de alta resolución recogidos por los satélites que sólo recientemente se han puesto a disposición de los científicos.

Las simulaciones del equipo de investigación incluyen los patrones de El Niño-Oscilación del Sur, que los colonos probablemente conocían y utilizaron a su ventaja, según dijo Fitzpatrick. Los registros arqueológicos reflejan las ocurrencias de El Niño, que ocurren típicamente en ciclos de tres a siete años, y pueden verse en evidencias que marcan sequías e incendios. Debido a que los vientos y las precipitaciones asociadas cambian de oeste a este durante los años de El Niño, los colonos habrían visto que el viaje hacia Oceanía Remota era más favorable cuando el patrón estaba ocurriendo y podrían haber temporizado sus salidas en consecuencia.

«Lo que los investigadores del Pacífico han conjeturado desde hace mucho tiempo, pero nunca realmente han podido establecer muy bien es que, a través del tiempo, los isleños del Pacífico deberían haber desarrollado un gran conocimiento de diferentes variaciones climáticas, diferentes oscilaciones del viento y cambios en el medioambiente que habrían influido en su capacidad de supervivencia y sus habilidades para ir a ciertos lugares», dijo Fitzpatrick.

El análisis proporciona información sobre los orígenes de los primeros marineros. Los colonos de Micronesia occidental probablemente vinieron de cerca de las islas Molucas (también conocidas como islas de las Especias). Algunos de los hallazgos del equipo desafían las actuales teorías arqueológicas, mientras que otros datos apoyan las líneas de evidencia existentes. La investigación sugiere que Samoa fue el punto de partida más probable para colonizar Polinesia Oriental. También indica que Hawái y Nueva Zelanda pudieron haberse poblado desde las Islas Marquesas o de la Sociedad. Isla de Pascua pudo haber sido poblada desde las Marquesas o Mangareva.

El estudio también destaca áreas dignas de mayor investigación. Sugiere que Samoa pudo haber sido un epicentro para la colonización y cuestiona los datos que relacionan a Filipinas como punto de partida potencial para el asentamiento de Micronesia.

Cada miembro del equipo transfirió experiencia complementaria al estudio. Fitzpatrick aportó su conocimiento de arqueología de las regiones insulares y costeras del Pacífico y el Caribe. Montenegro, el principal autor del documento, es geógrafo y climatólogo. Callaghan es un arqueólogo especializado en simulaciones de navegación marítima.

Una pregunta que nunca podría ser resuelta es por qué los colonos marítimos viajaron tan inmensas distancias. Aunque existe evidencia para pensar que algunos colonos estaban motivados por el deseo de obtener nuevos recursos como basalto u obsidiana para producir herramientas de piedra, dijo Fitzpatrick, no hay manera fácil de explicar el ‘salto de fe’ que se necesitaría para iniciar una misión colonizadora de 650 a 4000 kilómetros.

«¿Qué impulsó el movimiento?» «Esa es la gran pregunta», dijo. «¿Fue político, fue resultado de la presión de la población? Probablemente fueron varias las razones por las que la gente decidió dejar un lugar e ir a otro».

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