Los investigadores han identificado restos de lo que creen que es el ancestro prehistórico más antiguo conocido de los seres humanos: una criatura marina microscópica, con forma de bolsa, que vivió hace unos 540 millones de años.
Su nombre es Saccorhytus, debido a su característica forma de saco creada por un cuerpo elíptico y una boca grande. Esta especie es nueva para la ciencia y fue identificada entre un conjunto de microfósiles encontrados en China. Se cree que es el ejemplo más primitivo del superfilo de animales llamado «deuterostomia», una amplia categoría biológica que abarca varios subgrupos, incluidos los vertebrados.
Si las conclusiones del estudio, publicado en la revista Nature, son correctas, el Saccorhytus fue el antepasado común de una enorme variedad de especies, y el primer eslabón descubierto en el camino evolutivo que eventualmente condujo a los seres humanos, cientos de millones de años más tarde.
Sin embargo, es probable que los humanos modernos no perciban una semejanza que les resulte familiar. El Saccorhytus medía aproximadamente un milímetro y probablemente vivía entre los granos de arena en el lecho marino. Sus características se encuentran espectacularmente preservadas en el registro fósil y, curiosamente, los investigadores fueron incapaces de hallar evidencia alguna de que el animal poseyera ano.
El estudio fue llevado a cabo por un equipo internacional de académicos, incluyendo investigadores de la Universidad de Cambridge en el Reino Unido y la Northwest University en Xi’an en China, con el apoyo de otros colegas de instituciones en China y Alemania.
Simon Conway Morris, profesor de paleobiología evolutiva y miembro del St John’s College de la Universidad de Cambridge, dijo: «Creemos que, como arcaico deuteróstomo que es, puede representar los orígenes primitivos de una gama muy diversa de especies, incluyéndonos a nosotros mismos. A simple vista, los fósiles que estudiamos parecen pequeños granos negros, pero bajo el microscopio el nivel de detalle es pasmoso. Todos los deuteróstomos tienen un antepasado común, y pensamos que es lo que estamos viendo aquí».
Degan Shu, de Northwest University, añadió: «Nuestro equipo ha realizado algunos descubrimientos importantes en el pasado, incluyendo los primeros peces y una notable variedad de otros deuteróstomos tempranos. Saccorhytus ahora nos aporta una notable visión de las primeras etapas de la evolución de un grupo que llevó a los peces [incluído este grupo gracias al cual aprendimos cuál es el origen de la mandíbula y también de nuestros dedos y de nuestras extremidades] y, en última instancia, a nosotros [si bien la evolución continúa su curso].
La mayoría del resto de grupos tempranos de deuteróstomos son de hace unos 510 a 520 millones de años, cuando ya habían empezado a diversificarse no sólo en vertebrados [grupo que, como vimos aquí, comparte un mismo origen de las plumas, el pelo y las escamas], sino también en ascidias, equinodermos (como pueden ser las estrellas de mar y los erizos de mar) y hemicordados (como puede ser el gusano bellota). Este nivel de diversidad ha hecho extremadamente difícil averiguar el aspecto que pudo haber tenido un antepasado común.
Los microfósiles de Saccorhytus se hallaron en la provincia de Shaanxi, en el centro de China, y preceden a todos los demás deuteróstomos conocidos. Al aislar los fósiles de la roca circundante, y seguidamente estudiarlos bajo un microscopio electrónico y utilizando una tomografía computarizada, el equipo fue capaz de construir una imagen del posible aspecto y vida de Saccorhytus. Esto reveló características consistentes con las actuales asunciones sobre deuteróstomos primitivos.
El Dr. Jian Han, de Northwest University, dijo: «Tuvimos que procesar enormes volúmenes de piedra caliza (unas tres toneladas) para llegar a los fósiles, pero un flujo constante de nuevos hallazgos nos permitió abordar algunas preguntas clave: ¿se trataba de un equinodermo temprano, o de algo aún más primitivo? Esta última parece ser la respuesta correcta.
En el período cámbrico temprano, la región habría sido un mar bajo. Saccorhytus era tan pequeño que probablemente vivía entre granos individuales de sedimento en el lecho marino.
El estudio sugiere que su cuerpo era bilateralmente simétrico, una característica heredada por muchos de sus descendientes, incluyendo los seres humanos, y estaba cubierto con una piel fina y relativamente flexible. Esto, a su vez, sugiere que tenía algún tipo de musculatura, lo que ha llevado a los investigadores a concluir que podría haber realizado movimientos contráctiles, y que se desplazaba mediante contorsiones.
Tal vez su característica más llamativa, sin embargo, era su forma más bien primitiva de alimentarse y luego deponer el residuo resultante. El Saccorhytus tenía una boca grande, en relación con el resto de su cuerpo, y probablemente comía engulliendo partículas del alimento, o incluso a otras criaturas.
Una observación crucial son pequeñas estructuras cónicas en su cuerpo, que pudieron haber permitido la evacuación del agua engullida, por lo que se cree que quizás fueron las precursoras evolutivas de las branquias que ahora vemos en los peces. No obstante, los investigadores no pudieron encontrar evidencia alguna de que la criatura tuviera un ano. «Si ese fuera el caso, entonces cualquier material de desecho simplemente habría sido evacuado a través de la boca, lo que desde nuestra perspectiva suena como algo poco agradable”, dijo Conway Morris.
Los hallazgos también proporcionan evidencias que respaldan la teoría que explica el eterno desajuste entre la evidencia fósil de la vida prehistórica, y el registro proporcionado por los datos biomoleculares, conocido como el «reloj molecular».
Técnicamente, es posible estimar aproximadamente el momento en que divergieron las especies observando las diferencias en su información genética. En un principio, cuanto más hayan evolucionado por separado dos grupos, mayor será la diferencia biomolecular entre ellos, y hay razones para pensar que este proceso funciona más o menos como un reloj.
Por desgracia, con anterioridad al periodo histórico que corresponde aproximadamente al momento en que Saccorhytus se retorcía en el barro, apenas existen fósiles disponibles para emparejarlas con las previsiones del reloj molecular. Algunos investigadores han teorizado que esto es porque antes de cierto punto, muchas de las criaturas que están buscando eran simplemente demasiado pequeñas para dejar ningún tipo de registro fósil. La escala microscópica de Saccorhytus, combinada con el hecho de que es probablemente el deuteróstomo más primitivo descubierto hasta la fecha, parece respaldar esto.
Artículo original publicado por la Escuela St. John de la Universidad de Cambridge. Revisado y traducido por ¡QFC!