Un gran número de investigaciones se han llevado a cabo para comprender la forma en que la droga psicodélica dietilamida de ácido lisérgico, o LSD, afecta al comportamiento humano pero, ¿qué hace realmente al cerebro? Para averiguarlo, un equipo de investigadores del Imperial College de Londres administró el fármaco a varios sujetos, y documentó los resultados utilizando técnicas de imagen cerebral.

Por primera vez, los investigadores se han asomado a los cerebros de personas puestas de ácido. Estos escaneos únicos revelaron la dramática magnitud a la que la droga psicodélica afecta la función normal del cerebro, si bien al mismo tiempo mostraron un posible camino hacia terapias para trastornos psicológicos similares.

El estudio y sus lecciones

(Imagen ampliable) Áreas que contribuyen a la visión, más activas bejo los efectos del LSD (derecha), ligado a alucinaciones. Imagen: Robin L. Carhart-Harris et al./PNAS

El equipo administró LSD a 20 voluntarios sanos en un centro de investigación especializado y utilizó diversas y vanguardistas técnicas de escaneo cerebral complementarias para visualizar cómo el LSD altera la forma en que funciona el cerebro.

Los resultados, publicados en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS por sus siglas en inglés), revelaron lo que ocurre en el cerebro cuando las personas experimentan alucinaciones visuales complejas que a menudo se asocian con el estado comúnmente llamado ‘triposo’. También arrojaron luz sobre los cambios cerebrales que subyacen a la profunda alteración en la consciencia que puede producir la droga. Además de ser útiles en estudios relacionados con la consciencia, estos nuevos estudios están destinados a aumentar el interés en el uso de drogas psicodélicas para fines terapéuticos y para modelado de las enfermedades. También podría inspirar a otros investigadores para continuar estudiando el LSD y sus efectos en el cerebro humano.

El LSD es conocido por sus propiedades alucinógenas y de alteración de la conciencia, y los resultados del estudio revelan por qué.

«Observamos cambios en el cerebro bajo el LSD que sugirieron que los voluntarios estaban ‘viendo con los ojos cerrados,’ si bien estaban viendo cosas de su imaginación más que del mundo exterior,» explicó el líder del estudio Robin Carhart-Harris en un comunicado.

«Vimos que existían muchas más áreas del cerebro que de normal que estaban contribuyendo al procesamiento visual bajo los efectos del LSD, a pesar de que los voluntarios tenían los ojos cerrados. Además, la magnitud de este efecto se correlacionaba con el índice de complejidad y de visiones oníricas experimentadas por los voluntarios.»

El LSD y su estigma

La dietilamida de ácido lisérgico, más comúnmente conocido como LSD o ácido, fue sintetizada por primera vez por el científico suizo Albert Hofmann en 1938. Desde entonces, se ha llevado a cabo muy poco trabajo científico para estudiar esta droga psicodélica y su efecto sobre el cerebro. La investigación se estancó durante la década de 1960 cuando la droga fue penalizada, aunque también ha habido un fuerte estigma social asociado a una «droga dura» tan potente.

(Imagen ampliable) Fotograma de la película «Yellow Submarine» de los Beatles (1968). Es difícil creer que realmente no exista influencia alguna de ciertas sustancias en la creación de esta magnífica película.

Es por esta razón que ha sido difícil para los investigadores conseguir superar los obstáculos regulatorios y éticos para convencer a las juntas de la necesidad de estudiar los efectos del LSD en el cerebro humano. Pero este tabú ha empezado a menguar, provocando una nueva era en la investigación neurocientífica.

«La gente está empezando a darse cuenta de que no es imposible hacer este tipo de investigación, es sólo muy difícil,» explicó Carhart-Harris. «Creo que una vez unas pocas personas lo han hecho, se puede decir a los demás cómo hacerlo. Se trata simplemente de que gane momentum.»

En el estudio participaron 20 sujetos sanos cada uno de los cuales había tomado previamente algún tipo de drogas psicodélicas. Cada participante recibió 75 microgramos de LSD o un placebo, y sus cerebros fueron sometidos a procesos de resonancia magnética funcional y magnetoencefalografía (MEG), entre otros.

Estos escáneres cerebrales se realizaron allá por 2014, y desde entonces Carhart-Harris y sus colegas han estado inmersos en esta mina de datos sin precedentes.

Efectos sobre el cerebro

Los resultados revelaron que las barreras entre las secciones del cerebro que realizan funciones especializadas se colapsan bajo la influencia de LSD. Esto significa que una mayor parte del cerebro resulta implicada en el procesamiento visual, lo que provoca las alucinaciones, y además contribuye a la alteración de la consciencia asociada con el LSD.

(Imagen ampliable) Diferencias en la activación cerebral en estado de reposo entre los distintos estados (naranja denota incremento de señales). Imagen: Robin L. Carhart-Harris et al./PNAS

«También está relacionado con lo que la gente a veces llama ‘ego-disolución’, que significa que el sentimiento de ser uno mismo se descompone y se sustituye por un sentido de reconexión con sí mismo, con los demás y con el mundo natural. Esta experiencia a veces es explicada a través de una vía religiosa o espiritual, y parece estar asociado con mejoras en el bienestar después de que los efectos de la droga hayan desaparecido,» dijo Carhart-Harris.

La mayoría de nosotros damos por sentado que tenemos un sentido constante e inmutable de nosotros mismos. Nos proporciona propósito y unidad, al tiempo que nos permite vernos a nosotros mismos como un sistema distinto de los demás. Pero bajo la influencia del ácido, estas asociaciones se debilitan; el sentido normal del yo se descompone. Para algunos, esto se traduce en sentimientos de conexión universal, que es la razón por la que algunos usuarios describen sus viajes de ácido como algo trascendente o religioso.

«Las sustancias psicodélicas son un duro recordatorio de que el sentido del yo que tenemos es bastante precario,» dijo Carhart-Harris. «Bajo el LSD, la conciencia permanece intacta, pero lo que falta es este sentido de sí mismo, el sentido de tener un ego.»

La razón de esto, dijo, tiene que ver con una red específica en el cerebro que es responsable de la conciencia de uno mismo, que se localiza en el hipocampo y la corteza retrosplenial. Durante un viaje con LSD, esta red experimenta una disminución de la conectividad, lo que resulta en un sentido del yo mismo desintegrado. «Cuanto mayor era este efecto, mayor era la experiencia de ego-disolución que describieron nuestros participantes,» dijo Carhart-Harris. Una vez que los efectos del LSD se calmaron, el sentido del yo, y las funciones normales del cerebro, se restauraron.

(Imagen ampliable) Creación inspirada en la visión a través del LSD. Imagen: Ben.

«Nuestros cerebros se vuelven más limitados y compartimentados a medida que nos desarrollamos desde la infancia hasta la edad adulta, y puede que nos volvamos más centrados y rígidos en nuestro pensamiento a medida que maduramos. En muchos sentidos, el cerebro en el estado de LSD se asemeja al estado en que se encontraba nuestro cerebro cuando éramos niños: libres y sin restricciones. Esto también tiene sentido si tenemos en cuenta la naturaleza hiperemocional e imaginativa de la mente de un bebé.»

Además de estos hallazgos, investigaciones realizadas por este mismo grupo, que forma parte del Programa de Investigación Beckley / Imperial, reveló que escuchar música mientras está tomando LSD provoca cambios interesantes en las señales cerebrales que se asociaron con visiones con los ojos cerrados.

En un estudio publicado en la revista European Neuropsychopharmacology, los investigadores encontraron alterada actividad de la corteza visual bajo efecto de la droga, y cómo la combinación de LSD y música hicieron que esta región recibiera más información de un área del cerebro llamada hipocampo. El hipocampo está implicado en la imaginería mental y la memoria personal, y cuanto más se comunicaba con la corteza visual, más decía la gente haber tenido visiones complejas, como escenas pasadas de sus vidas.

Quizás el LSD se pueda utilizar en el tratamiento del estrés y la andiedad. Imagen: Evan Sharboneau

El Programa de Investigación Beckley / Imperial espera que estos resultados colectivos puedan allanar el camino para, un día, permitir el uso de estos compuestos en el tratamiento de trastornos psiquiátricos. Podrían ser particularmente útiles en condiciones donde los patrones de pensamiento negativo se han afianzado, dicen los científicos, como en la depresión o adicción.

«Los científicos han esperado 50 años para este momento: el descubrimiento de cómo el LSD altera nuestra biología cerebral,» dijo el investigador principal David Nutt, presidente Edmond J. Safra de Neuropsicofarmacología.

«Por primera vez podemos ver realmente lo que está sucediendo en el cerebro durante un estado psicodélico, y podemos entender mejor por qué el LSD tuvo un impacto tan profundo en la conciencia en sí mismos en los usuarios y en la música y el arte. Esto podría tener grandes implicaciones para la psiquiatría, y ayudar a los pacientes a superar enfermedades como la depresión.»

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