La región del cerebro que responde a las malas experiencias tiene la reacción opuesta a las expectativas de sucesos adversos en personas con depresión en comparación con adultos sanos.

El estudio, realizado por la University College of London (UCL) y publicado en Molecular Psychiatry, encontró que la habénula, una pequeña región del cerebro, funciona de manera anormal durante una depresión. El mismo equipo ya había demostrado previamente que la habénula se activaba en voluntarios sanos cuando esperaban recibir una descarga eléctrica.

«Una teoría prominente había sugerido que una habénula hiperactiva era la impulsora de los síntomas en personas con depresión: nos dispusimos a probar esa hipótesis», dice el autor principal, el profesor Jonathan Roiser (del Instituto de Neurociencia Cognitiva de la UCL). «Sorprendentemente, hemos visto exactamente lo contrario de lo que teníamos previsto. En las personas con depresión, la actividad de la habénula de hecho disminuyó cuando pensaban que recibirían un shock. Esto demuestra que en personas deprimidas la habénula reacciona de una manera fundamentalmente diferente. Aunque todavía no se sabe cómo o por qué sucede esto, está claro que la teoría necesita ser replanteada».

La habénula humana (en rojo, 3mm), que se activaba de manera variable según predecía la ocurrencia de descargas eléctricas. Imagen: Drs Lawson and Roiser

Los investigadores escanearon los cerebros de 25 personas con depresión y 25 individuos no deprimidos utilizando imágenes de resonancia magnética funcional de alta resolución (fMRI), y se les mostró una secuencia de imágenes abstractas mientras yacían en el interior del escáner. Con el tiempo aprendieron que diferentes imágenes se asociaban con la posibilidad de que sucedieran varias cosas, ya fueran agradables o no. Se comprobó que aquellas imágenes asociadas con descargas eléctricas causaban un aumento de la activación de la habénula en voluntarios sanos, pero disminuyó la activación en las personas deprimidas.

No obstante, no se encontraron diferencias en el tamaño medio de la habénula entre personas con depresión y voluntarios sanos. Aun así, se pudo comprobar que aquellas personas con habenulas más pequeñas, en ambos grupos, mostraban más síntomas de anhedonia, que es una pérdida de interés o placer en la vida. Esto podría ser uno de los factores relacionados con la felicidad, que como vimos aquí (localizan por primera vez los genes de la felicidad), también tiene un componente genético.

«El papel de la habénula en la depresión es claramente mucho más complejo de lo que se pensaba», explica el autor principal, la Dr. Rebecca Lawson (del Centro de Neuroimagen Wellcome Trust de la UCL). «A partir de este estudio experimental de fMRI podemos sacar conclusiones acerca de los efectos de las descargas previstas en la activación de la habénula en individuos deprimidos en comparación con voluntarios sanos. Sólo podemos especular sobre cómo esta desactivación está vinculada a los síntomas, pero podría ser que esta antigua parte del cerebro realmente juegue un papel protector contra la depresión. Los experimentos con animales han demostrado que la estimulación de la habénula conduce a la evitación, y es posible que esto ocurra para acontecimientos negativos tanto mentales como físicos. Así pues, una posible explicación podría ser que la habénula nos puede ayudar a evitar detenernos en pensamientos o recuerdos desagradables, y que cuando esto se ve interrumpido, se obtiene el exceso de negatividad en nuestro punto de vista que es común en la depresión».

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