Desde los seis años, las chicas comienzan a relacionar la idea de ser «realmente, muy inteligente» [una manera de exponer el término “brillantez” a los niños] con los hombres más que con las mujeres, según un nuevo estudio que muestra lo temprano en la vida que los estereotipos de género tienen un impacto en las mentes jóvenes.

Esta asociación entre los hombres y la inteligencia (que comienza a mostrarse cuando los niños comienzan a asistir a la escuela) podría tener un impacto vital en el resto de la educación de las niñas y podría ayudar a explicar por qué más mujeres no terminan estudiando en campos CTIM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Matemáticas).

«Debido a que estas ideas están presentes a una edad tan temprana, tienen mucho tiempo para afectar las trayectorias educativas de niños y niñas», dijo el psicólogo Andrei Cimpian de la Universidad de Nueva York, en Estados Unidos a Nicola Davis de The Guardian.

«Es desde esta edad tan temprana que las niñas comienzan a descartar la evidencia que está delante de sus ojos y a basar sus ideas sobre quién es realmente, muy inteligente en otras cosas».

Para averiguar qué cosas asociaban los niños con el concepto de inteligencia, los investigadores realizaron sus estudios con una serie de ejercicios entre 200 niños y 200 niñas de cinco a siete años.

(Imagen ampliable) Los estereotipos se aprenden.

En un experimento, a los niños se les contó una historia sobre una persona que era «realmente, muy inteligente» y no se les dio ninguna pista sobre el género de la persona.

Luego se les mostraron imágenes de cuatro personas (dos hombres y dos mujeres), y tuvieron que adivinar cuál de ellos era el personaje inteligente de la historia.

En otra prueba, se les mostró a los niños fotos de parejas de personas (un hombre y una mujer) y se les pidió que escogieran al que era muy inteligente, y luego se les pidió que combinaran imágenes de hombres y mujeres con ciertos objetos y rasgos (uno de los cuales era «ser inteligente»).

Los resultados mostraron que, mientras los niños y niñas de cinco años clasificaron a su propio género como inteligente (eligiéndolo como inteligente alrededor del 70 por ciento de las veces), con seis y siete años las niñas fueron significativamente menos propensas a hacerlo.

Para los seis años, las niñas únicamente asociaban inteligencia con las mujeres el 48 por ciento del tiempo, mientras que los niños todavía vinculaban la inteligencia con los hombres en el 65 por ciento de los casos.

En otros experimentos, los investigadores querían ver cómo este tipo de asociaciones podrían afectar los niveles de interés de los niños en ciertas actividades.

Se les presentaron dos juegos a diferentes grupos de niños: uno fue para «niños que son realmente, muy inteligentes», y el otro para «niños que se esfuerzan realmente, mucho».

Una vez más, mientras que los niños y niñas de cinco años no mostraron un nivel significativo de diferencia en su interés por estos juegos, en seis y siete, las chicas mostraron casi un 40 por ciento menor interés en el juego «inteligente».

(Imagen ampliable) Sólo un ejemplo. ‘El’ piloto y ‘las’ azafatas. Imagen: Aeroflot

Según los investigadores, los resultados presentan una «conclusión que da mucho de qué pensar», ya que muchos niños «asocian la idea de que la brillantez es una cualidad masculina a una edad temprana», según explican en su artículo publicado en la revista Science..

A pesar de que hasta ahora se ha supuesto que estos estereotipos sólo se presentan en la vida en una etapa posterior (en el momento en que los estudiantes escogen sus cursos a finales de la escuela secundaria o en la universidad) los resultados sugieren que estas asociaciones se encuentran interiorizadas mucho, mucho antes.

«Eso podría poner a las chicas en desventaja cuando deciden dedicarse a campos que se perciben dependen de la brillantez», explicó Cimpián a Nick Anderson de The Washington Post.

«Es preocupante. Estas creencias que parecen estar presentes incluso en niños pequeños son el comienzo de lo que podría estar excluyendo a las niñas de algunos de los trabajos más prestigiosos de nuestra sociedad».

Por supuesto, las siguientes preguntas más importantes son qué está haciendo que los niños pequeños aprendan estos estereotipos de género a una edad tan temprana, y qué podemos hacer al respecto.

En lo referido a la causalidad, es complicado. Dado que este comportamiento de estereotipar parece comenzar alrededor del momento en que los niños comienzan la escuela, podría ser transmitido por el comportamiento de los otros niños, los maestros, o el personal de la escuela. Incluso podría estar reflejado en el material educativo.

«Es desalentador y realmente pide detenerse a pensar e identificar cuáles son las variables causales», explicó el psicólogo de desarrollo Yarrow Dunham de la Universidad de Yale a The Los Angeles Times, que no participó en el estudio.

«¿Se trata del profesorado? ¿Es el tipo de material histórico al que están expuestos? Puesto que algunos de ellos serán más fáciles de enmendar que otros, identificar cuál es la principal variable causal parece bastante importante».

En última instancia, cualquier solución para lo que los investigadores sugieren que está sucediendo aquí no estará vinculada a una sola variable (que no sea la cultura humana, claro).

Para abordar esto tendríamos que hacer un esfuerzo increíble para dejar de enviar a los niños todos aquellos pequeños mensajes subliminales que, juntos, actúan para decirles a las chicas que no deberían pensar que son inteligentes.

«El hecho asombroso es que somos modelos a seguir para nuestros niños de seis años», dijo el psicólogo Andrew N. Meltzoff de la Universidad de Washington, que no participó en el estudio, a The Washington Post.

«Ellos quieren ser ‘como nosotros’. Si mantenemos estereotipos o sesgos, también se les induce a mantenerlos, nuestros hijos están ‘tomando nota’ sobre cómo actúan los adultos en una cultura, y nuestros estereotipos se convierten en sus estereotipos».

Artículo original publicado por ScienceAlert. Revisado y traducido por ¡QFC!

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