Un nuevo estudio examina todos los datos disponibles robustos sobre nuestro miedo a lo que suceda una vez cedamos a nuestro destino mortal. Los hallazgos muestran que los ateos se encuentran entre los que menos temen a morir… y, quizás no sea de extrañar, los muy religiosos.

Durante mucho tiempo se ha considerado a la religión como una solución al problema de la muerte. La noción de la vida después de la muerte es casi universal, aunque hay una gran diversidad en los detalles. Dada esta estrecha asociación entre religión y muerte, los investigadores han supuesto desde hace tiempo que la religión disminuye el miedo a la muerte. Es lógico que los creyentes religiosos tengan menos miedo a la muerte que los no religiosos, ¿o no? Una revisión sistemática de estudios internacionales de alta calidad dirigida por investigadores de la Universidad de Oxford, en el Reino Unido, muestra una imagen más complicada. Muestra, en un artículo publicado en la revista Religion, Brain and Behavior, que los muy religiosos y los ateos son los grupos que no temen tanto a la muerte como los que están en el medio.

“Los metanálisis son procedimientos estadísticos utilizados para extraer y combinar los hallazgos de múltiples estudios. Esto produce una mejor estimación del consenso en un campo concreto que la observación de estudios individuales», explica el Dr. Jonathan Jong, investigador asociado del Instituto de Antropología Cognitiva y Evolutiva e investigador de la Universidad de Coventry, en el Reino Unido. Jong dirigió un equipo de investigadores de Oxford, Coventry, Royal Holloway, Gordon College, la Universidad de Melbourne, en Australia, y la Universidad de Otago, en Nueva Zelanda, para buscar de manera sistemática investigaciones sobre la relación entre la ansiedad a la muerte y las creencias religiosas.

El equipo encontró 100 artículos relevantes, publicados entre 1961 y 2014, con información sobre 26.000 personas de todo el mundo. Combinando estos datos, hallaron que los niveles más altos de religiosidad estaban débilmente relacionados con niveles más bajos de ansiedad por la muerte. Los efectos eran similares independientemente de si miraban a creencias religiosas como la creencia en dios y en la vida futura, o a comportamientos religiosos como el ir a la iglesia y la oración.

Algunos estudios también distinguían entre la religiosidad intrínseca y la religiosidad extrínseca. La religiosidad extrínseca se da cuando el comportamiento religioso está motivado por consideraciones pragmáticas como los beneficios sociales o emocionales de seguir una religión, mientras que la religiosidad intrínseca se refiere a la conducta religiosa impulsada por la «verdadera creencia». El metanálisis demostró que mientras que las personas que eran intrínsecamente religiosas disfrutaban de niveles inferiores de ansiedad por la muerte, aquellos que eran extrínsecamente religiosos revelaron niveles más altos de ansiedad por la muerte.

(Imagen ampliable) Los ateos y los más religiosos son quienes menos temen a la muerte. Imagen: ¡QFC!

Los resultados resultaron ser mixtos a través de los estudios, ya que sólo el 30% de los efectos mostraron este hallazgo. Quizás sorprendentemente, el 18% de los estudios halló que las personas religiosas tenían más miedo a la muerte que las personas no religiosas; y más de la mitad de las investigaciones no mostró ningún vínculo entre el miedo a la muerte y la religiosidad. Esta compleja imagen muestra que la relación entre la religiosidad y la ansiedad por la muerte puede no ser fija, sino que puede diferir de un contexto a otro. La mayoría de los estudios se realizaron en los Estados Unidos, con un pequeño número realizado en Oriente Medio y Asia Oriental. Esto hace difícil estimar cómo el patrón varía entre culturas, o entre religiones, explica la publicación.

Sobre la base de investigaciones anteriores, el equipo también revisó los patrones curvilíneos de los datos. En lugar de suponer que la religiosidad está relacionada positiva o negativamente con la ansiedad por la muerte, algunos investigadores han postulado que la relación tiene forma de ‘U’ invertida, donde los creyentes religiosos y los no creyentes muestran menos ansiedad por la muerte que las personas en el medio. De los 100 estudios, el equipo sólo halló 11 estudios que eran lo suficientemente robustos para probar esta idea. De ellos, casi todos (10) seguían este patrón.

Según explicó el Dr. Jong: «Es posible que, si lo hubieran buscado, otros investigadores hubieran encontrado también este patrón de ‘U’ invertida. Esto complica definitivamente el viejo punto de vista de que las personas religiosas tienen menos miedo a la muerte que las personas no religiosas. Bien podría ser que el ateísmo proporcione un consuelo a la muerte, o que las personas que simplemente no tienen miedo de la muerte no se sienten obligadas a seguir una religión”.

Artículo original publicado por la Universidad de Oxford. Revisado y traducido por ¡QFC!

Deja tu comentario