Para detectar rastros de vida extraterrestre, trata de hallar sus huellas. Los primeros signos de vida en otro planeta pueden no ser una señal compleja capturada por una antena o imágenes de una criatura que se escamotea en un horizonte extraño, sino una pista dejada atrás en el barro seco.

En la Tierra, los paleontólogos estudian rastros dejados atrás cuando un organismo interactúa con su entorno [como es el caso que mostramos en esta historia donde se halló evidencia de la prueba más antigua de vida en la Tierra]. Un equipo liderado por Andrea Baucon, de la Universidad de Módena, en Italia, sugiere en un artículo publicado en Earth-Science Reviews que los astrobiólogos deberían seguir su ejemplo y buscar no sólo criaturas vivas [como harán con la misión planeada a Europa de la que hablamos en esta historia] y fosilizadas, sino también las huellas que pudieron haber dejado atrás.

«Tienes muchas más posibilidades de encontrar el rastro dejado por un organismo que el propio organismo», dice Lisa Buckley, paleontóloga del Centro de Investigación de Paleontología de la Región de la Paz en Columbia Británica, Canadá. «Un animal dejará incontables huellas en su vida, pero sólo dejará un fósil corporal».

Búsqueda ampliada

Baucon dice que las probabilidades de encontrar vida extraterrestre aumentarían si se tratara de encontrar huellas, madrigueras rellenas, excrementos u otras señales de que algo vivo habría perturbado los sedimentos de Marte [como aquellos de los que hablamos en esta historia encontrados por el astromóvil Curiosity o los hallados por Spirit, de los que hablamos en esta otra historia], la luna Titán de Saturno [donde , como mostramos en esta historia, se han encontrado rastros químicos que podrían indicar la presencia de condidiones prebióticas] de la u otras superficies sólidas en el sistema solar [como puede ser Europa, de la que hablamos en esta historia, que se cree que podría haber albergado vida, o incluso Encélado, de la que hablamos en esta historia, donde se han hallado nutrientes para microbios].

Las huellas significan que también se puede preservar la evidencia de organismos de cuerpo blando (que carecen de un esqueleto que pueda mineralizarse en fósiles), expandiendo así los tipos de criaturas encontradas en el registro geológico.

Además, podrían revelar el comportamiento de formas de vida extraterrestres. En la Tierra, las huellas fosilizadas muestran el caminar de los dinosaurios extintos y las madrigueras indican los hábitos de las almejas. Las huellas en otros planetas podrían proporcionar pistas sobre cómo interactúan los organismos alienígenas con sus ecosistemas.

Rastros de vida

Baucon y su equipo probaron el concepto al buscar signos de vida en fotografías de alta resolución de los cuerpos sólidos dentro de nuestro sistema solar. No encontraron extraterrestres, pero sí descubrieron rastros de vida: huellas humanas en la luna y senderos serpenteantes dejados por los astromóviles sobre Marte. Sin embargo, los fósiles de trazas no siempre serán tan fáciles de identificar como huellas sólidas en el polvo lunar.

(Imagen ampliable) Pyuede que la única evidencia de organismos blandos sean los fósiles de sus restos. Imagen: Auscape/UIG/REX/Shutterstock

«Sólo porque un organismo deje la huella, no significa que todos los rastros están bellamente conservados y son fácilmente reconocibles», dice Buckley. «A menos que encuentres realmente al animal muerto en su rastro o realmente veas al animal creando la huella, nunca puedes estar 100% seguro de que ese animal específico hizo esa huella».

También puede ser difícil saber si las huellas son marcas dejadas por una forma de vida o simplemente la reliquia de un proceso puramente geológico. Es más probable que un organismo más simple deje un rastro más simple que se puede confundir con algo que no es biológico, como una filigrana o una grieta en la roca, dice Buckley.

Los procesos geológicos como el metamorfismo, la erosión o la degradación también pueden alterar la roca, oscureciendo o alterando las huellas. Sin duda alguna la identificación de rastros es un desafío suficiente en la Tierra sin tener en cuenta las muchas incógnitas presentes en un entorno alienígeno.

Estas técnicas podrían abrir nuevas formas de descubrir la vida extraterrestre, si acaso podemos detectar las huellas cuando las encontremos, claro. ¿Reconoceríamos la huella de una pisada si nunca hubiéramos visto una criatura con piernas?

Artículo original publicado por New Scientist. Revisado y traducido por ¡QFC!