El análisis de una roca relativamente joven recogida por los astronautas de Apolo revela que la luna mantuvo un campo magnético débil hasta hace entre 1.000 y 2.500 millones de años, por lo menos mil millones años más de lo que demostraron datos recopilados con anterioridad. La ampliación de este período de tiempo ofrece ideas sobre cómo los cuerpos pequeños generan campos magnéticos, según informan los investigadores en Science Advances. El resultado también puede sugerir cómo la vida podría sobrevivir en planetas o lunas diminutos.

«Un campo magnético protege la atmósfera de un planeta o una luna, y la atmósfera protege la superficie», dice la coautora del estudio Sonia Tikoo, científica planetaria de la Universidad de Rutgers en New Brunswick, Nueva Jersey. Juntos, los dos salvaguardan la habitabilidad potencial del planeta o luna, y posiblemente aquellos que están más allá de nuestro sistema solar.

La luna no tiene actualmente un campo magnético global. Si alguna vez existió, fue una cuestión debatida durante décadas. En la Tierra, la roca fundida se desliza alrededor del núcleo externo del planeta a lo largo del tiempo, provocando que el líquido conductor de electricidad se mueva hacia el interior para formar un campo magnético [Puedes conocer más acerca del campo magnético de la Tierra y cómo lo estudian los científicos en esta historia.]. Esta configuración se llama dinamo. Con un 1 por ciento la masa de la Tierra, la Luna se habría enfriado demasiado rápido como para generar un interior fluido permanente. [Quzás te resulte de interés conocer el crucial papel de la Luna en el mantenimiento del campo magnético de la Tierra, que puedes leer en esta historia.]

(Imagen ampliable) Los investigadores analizaron muestras de esta roca de la luna, recogida por los astronautas de Apolo 15, para ampliar la escala de tiempo de cuánto duró el campo magnético de la luna. Imagen: NASA

Las rocas magnetizadas traídas por los astronautas de la misión Apolo, sin embargo, revelaron que la luna debió haber tenido cierta fuerza magnetizante. Las rocas sugirieron que el campo magnético se mantenía fuerte hace por lo menos 4.250 millones de años, una época temprana en la historia de la Luna, pero entonces se redujo y tal vez incluso se cortó hace unos 3.100 millones de años.

Tikoo y sus colegas analizaron fragmentos de una roca lunar recolectada a lo largo del borde sur del cráter lunar Dune durante la misión Apolo 15 en 1971. El equipo determinó que la roca tenía entre 1.000 y 2.500 millones de años y halló que estaba magnetizada. El hallazgo, concluyeron los investigadores, sugiere que la luna contaba con un campo magnético, aunque débil, cuando la roca se formó.

Una caída en la fuerza del campo magnético sugiere que la dinamo de conducción se generó de dos maneras distintas, dice Tikoo. Al principio, la Tierra y la Luna habrían estado mucho más juntas, permitiendo que la gravedad de la Tierra arrastrase y girara el exterior rocoso de la Luna. Esa capa externa se habría arrastrado contra el interior líquido, y habría generado fricción y un campo magnético muy fuerte.

Luego lentamente, a partir de hace unos 3.500 millones de años, la luna se fue alejando de la Tierra, debilitando la dínamo. Pero en ese punto, la luna habría comenzado a enfriarse, haciendo que el material menos denso y más caliente del núcleo se elevase y que el material más denso y más frío se hundiese, como sucede en el núcleo de la Tierra. Este intercambio de material habría permitido mantener un campo débil que duró por lo menos mil millones años, hasta que el interior de la luna terminó por enfriarse, terminando con el efecto de dínamo completamente, sugiere el equipo.

La explicación de dos vías para la dínamo de la luna es «una idea completamente plausible», dice el científico planetario Ian Garrick-Bethell de la Universidad de California en Santa Cruz. Pero los investigadores están comenzando a crear simulaciones por computadora de la fuerza de los campos magnéticos para entender cómo pueden surgir estos campos más débiles. Así que es difícil decir exactamente qué generó la dinamo lunar, dice.

Si la idea es correcta, puede significar que otros pequeños planetas y lunas podrían tener campos magnéticos débiles y de larga vida similares. Tener un escudo tan duradero podría proteger a esos cuerpos de la radiación dañina, aumentando las posibilidades para la supervivencia de la vida.

Artículo original publicado por Science News. Revisado y traducido por ¡QFC!

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