La primera prótesis en el mundo que se conecta directamente a los huesos, nervios y músculos, permite que la persona experimente sensaciones, movilidad libre y además se maneja usando la mente.
Creado por el mexicano Max Ortiz Catalán, residente sueco, bajo la supervisión de Rickard Brånemark, el dispositivo se convierte en una extensión del cuerpo humano a través de la osteointegración, lo que significa que se conecta directamente al hueso a través de un implante de titanio. Gracias a las conexiones neuronales musculares se consigue un control robusto e intuitivo de la mano artificial, de manera que con sólo pensarlo, es posible mover la extremidad.
Ortiz Catalán, graduado en el Tecnológico de Monterrey, dice que Magnus, un paciente con un brazo amputado por encima del codo, es la primera persona en utilizar esta tecnología y que, desde 2013, le ha permitido desarrollar una vida laboral normal, volver a su actividad como operador de maquinaria pesada en la frontera entre Suecia y Finlandia, así como manipular un huevo sin romperlo.
Ortiz Catalán, doctor en ingeniería biomédica, explica cómo electrodos conectados en los músculos y los nervios emiten señales estables que permiten un control preciso, posibilitando la manipulación de objetos pequeños y delicados sin romperlos o tirarlos. Asimismo, también proporciona sensaciones como si fuera su propia mano y está protegido contra interferencias tales como sensores en comercios convencionales.
La investigación se llevó a cabo en la Universidad Tecnológica de Chalmers en Gotemburgo, Suecia, en colaboración con el Hospital Universitario de Sahlgrenska, y la compañía de implantes Integrum AB, que trabaja con las prótesis de anclaje óseo. Este vídeo (en inglés) explica detalladamente las investigaciones que se están llevando a cabo en este campo.
Configuración
El dispositivo consta de dos partes: un implante y una prótesis. La primera parte requiere de una intervención quirúrgica en la que una pieza de titanio se coloca en el hueso junto con un sistema de control con electrodos que a su vez se conecta a los músculos y los nervios. La segunda parte corresponde a una prótesis extraíble que mantiene una conexión mecánica con el hueso y una conexión eléctrica con los electrodos implantados. Este componente robótico puede ser retirado, lo que permite al paciente mojarse y asearse.
Alrededor de 400 personas en todo el mundo ya tienen un implante de titanio, pero sólo dos cuentan con el sistema de electrodos implantados en los nervios y músculos. Se espera que este año más de diez pacientes reciban el sistema de control neural.
Nueva tecnología
La tecnología de la osteointegración pone fin a problemas de inflamación, roce y malestar que causan las prótesis convencionales. «[Este tipo de prótesis] presiona fuertemente el muñón, se siente como si se llevaran zapatos media talla más pequeña, lo que no es cómodo; sin embargo, al contar con una conexión directa con el hueso y no tener ningún componente que moleste la piel, las posibilidades de uso se incrementan considerablemente, así como la calidad de vida.»
Además, al tener un implante de titanio se permite que el hueso crezca a su alrededor y se unan entre ellos, lo que no ocurriría con otros materiales como acero inoxidable, que genera una reacción de encapsulación y crea inestabilidad mecánica.
El implante de titanio para anclar la prótesis al hueso sólo está disponible en Europa, Australia, Chile y Estados Unidos, pero se están buscando acuerdos para desarrollarlo en México.
«Nuestro objetivo es desarrollar una tecnología que la gente pueda utilizar en sus actividades diarias, y nos gustaría que se convirtiera en un tratamiento estándar para cada una amputación, provocando así una caída en los precios,» concluye el Dr. Ortiz Catalán.