En el 1967 la película de dibujos animados de Disney, El libro de la Selva, el niño salvaje Mowgli se encuentra con un orangután cantante de jazz llamado Rey Louie, al que Mowgli le implora que le muestre el secreto del fuego. El rey Louie presenta un reto para los productores de Disney: «Teníamos esta idea de que seríamos tan fieles a la región como nos fuera posible,» dice el productor Brigham Taylor. El problema: los orangutanes no son nativos de la India.
De hecho, el propio Rey Louie ni siquiera aparece en las historias originales de Rudyard Kipling. Pero en lugar de desechar el personaje, los realizadores le dieron un giro creativo. Durante el estudio de la vida salvaje de la India, el departamento artístico de la película descubrió que un colosal simio llamado Gigantopiteco pobló la región en algún punto. De hecho, varias especies de Gigantopiteco vivieron en la India, China y el sudeste asiático desde hace quizás 9 millones de años hasta hace tan sólo cien mil años. El simio era verdaderamente gigantesco; según algunas estimaciones, dos veces mayor que un gorila.
¿Qué era le gigantopiteco?
Se tienen muy pocos datos de este animal, a pesar de su tamaño y de no ser una especia rara, y la historia de su descubrimiento es un tanto atípica. El primer fósil fue encontrado en una botica china en 1935, mezclado con otros huesos de animales. En la medicina tradicional china, los huesos se muelen para crear polvo y utilizarlo en ciertos remedios. Su descubridor, Ralph von Koenigswald, lo llamó Gigantopithecus (gigantopiteco, castellanizado).
Desde entonces, se han descubierto cientos de dientes de este animal en tiendas chinas, además de molares y, ya en excavaciones, mandíbulas inferiores. Pero eso es todo hasta la fecha.
¿Qué se puede deducir con tan pocos fósiles?
En realidad se pueden saber bastantes cosas. Dado que el cuerpo de los simios tiene cierta relación con el tamaño del cráneo, se puede deducir que el gigantopiteco medía unos 3 metros de altura y podía llegar a pesar hasta 540 kilogramos. El estudio de partículas presentes en los dientes y las mandíbulas muestra una dieta vegetariana. El animal habitaba exclusivamente los bosques y se alimentaba de varias frutos, hojas, tallos, raíces e incluso bambú, no muy diferente a la dieta de los pandas gigantes modernos.
Es posible que su extinción hace 100.000 años resultara del cambio climático sucedido a lo largo del Pleistoceno, que progresivamente cambió los bosques por sabanas. Con este cambio, al simio le habría resultado más difícil encontrar comida, y le habría resultado imposible adaptarse, terminando por extinguirse.
En la nueva película de Disney, el rey Louie queda transformado de orangután a Gigantopiteco , y de alguna manera se mantiene fiel a la fauna. Este cambio fue una «graciosa justificación,» dice Taylor, para mantener al personaje y jugar con su tamaño al mismo tiempo que se mantenían fieles a la fauna de la India. (Sí, el mono está extinto, pero esta es una película sobre animales que hablan. Y la evidencia fósil sugiere que el mono convivió con el antepasado humano Homo erectus.)
Los artistas de efectos visuales imaginaron la apareicnencia del animal y cómo se movería haciendo uso de la información científica que pudieron encontrar en Internet, dice Taylor (y la verdad, la información es muy escasa). El resultado: un simio que se asemeja a un orangután crecido, que es el pariente vivo más cercano del Gigantopiteco. En la película, el simio tiene el pelo hirsuto, mejillas prominentes, una papada flácida que le cuelga del cuello y se levanta unos exagerados 3.5 metros del suelo. No obstante, no se conoce si el simio de la película se parece en absoluto al Gigantopiteco, puesto que apenas existen fósiles.
Aun así, es sorprendente pensar que con tan pocos datos, se pueda conocer tanto como para aventurarse a imaginar al sino en su totalidad, y además tener razones justificadas para explicar su anatomía.