La causa más común de muerte por cáncer no es el tumor primario en sí sino las metástasis que se forman posteriormente. La mayoría de las células tumorales se propagan a través del torrente sanguíneo. Para ello, las células tumorales individuales tienen que entrar en los vasos sanguíneos y dejar el torrente sanguíneo de nuevo en lugares remotos.
Junto con científicos de las universidades de Colonia y Heidelberg, el grupo de investigación dirigido por Stefan Offermanns, Director del Departamento de Farmacología en el Instituto Max Planck para la Investigación del Corazón y Pulmón y profesor de la Universidad Johann Wolfgang Goethe, ha conseguido aclarar el mecanismo subyacente. Los investigadores, trabajando con cultivos de células, observaron primero cómo las células tumorales individuales mataban a células específicas en la pared vascular, llamadas células endoteliales. Este proceso, conocido como necroptosis, permitió a las células cancerosas superar una capa de células endoteliales en el laboratorio. «Fuimos capaces de demostrar en estudios en ratones que ese mismo proceso se produce en los organismos vivos», dice Boris Strilic, autor principal del estudio publicado en la revista científica Science.
Los científicos también hallaron que las células endoteliales mismas dan la señal de su propia muerte: para ello, las células de la pared vascular cuentan con una molécula receptor llamada Receptor de Muerte 6 (DR6 por sus siglas en inglés) en su superficie. «Cuando una célula cancerosa entra en contacto con él, una proteína en la superficie de la célula, conocido como APP, activa DR6. Esto marca el comienzo del ataque de las células cancerosas a la pared vascular, que culmina con la necroptosis de las células de la pared», explica Strilic.
El Receptor de Muerte en la membrana celular
Los investigadores del Instituto Max Planck mostraron también que se producía una menor necroptosis de las células endoteliales y una menor metástasis en animales modificados genéticamente en los que el Receptor de Muerte DR6 se encontraba desactivado. «Este efecto también fue observado tras un bloqueo de DR6 o uno de la proteína de la célula cancerosa APP, lo que confirma nuestras observaciones anteriores», dice Strilic.
Todavía no está del todo claro si las células cancerosas migran directamente a través de la brecha resultante en la pared vascular o si hay un efecto indirecto: «Tenemos evidencia de que se liberan muchas más moléculas cuando las células de la pared vascular mueren y que hacen que el área cercana se vuelva más permeable a las células cancerosas», comenta Offermanns. Esto puede abrir el camino ala investigación de un nuevo camino en la lucha contra el cáncer. No hace mucho escribíamos sobre cómo los tumores contienen sus propias semillas de destrucción, y cómo se pueden utilizar las propias defensas del organismo en la lucha contra ellos.
«Este mecanismo podría ser un punto de partida prometedor para los tratamientos que prevengan la formación de metástasis», dice Offermanns. Primero, no obstante, debe determinarse si el bloqueo de DR6 provoca efectos secundarios no deseados. También se debe determinar en qué medida las observaciones realizadas se pueden traspasar al ser humano.