Una mayor frecuencia en la actividad sexual ha sido relacionada con una mejora en la función cerebral en adultos mayores, según un estudio realizado por las universidades de Coventry y Oxford.
Los investigadores hallaron que aquellas personas que realizaban actividades sexuales más regulares obtenían puntuaciones más altas en pruebas que midieron su fluidez verbal y su habilidad para percibir visualmente objetos y los espacios entre ellos.
El estudio, publicado en The Journals of Gerontology, Serie B: Ciencias Psicológicas y Sociales, involucró a 73 personas de entre 50 y 83 años.
Los participantes rellenaron un cuestionario sobre la frecuencia con la que habían realizado actividades sexuales en los últimos 12 meses, ya fuera nunca, mensual o semanalmente, así como para responder a preguntas sobre su estado general de salud y su estilo de vida.
Los 28 hombres y 45 mujeres también participaron en una prueba estandarizada, que se utiliza típicamente para medir diferentes patrones de función cerebral en adultos mayores, centrándose en la atención, la memoria, la fluidez, el lenguaje y la capacidad visuoespacial.
Esto incluía pruebas de fluidez verbal en las que los participantes tenían 60 segundos para nombrar tantos animales como fuera posible, y luego decir tantas palabras comenzando con F como pudieran: pruebas que reflejan capacidades cognitivas más altas.
También participaron en pruebas para determinar su capacidad visuoespacial, que incluía copiar un diseño complejo y dibujar un reloj de memoria.
Fueron en estos dos conjuntos de pruebas donde los participantes que realizaban actividades sexuales de forma semanal obtuvieron una puntuación más alta, siendo en las pruebas de fluidez verbal donde se percibió el efecto más fuerte.
Los resultados sugirieron que la frecuencia de la actividad sexual no estaba relacionada con la atención, la memoria o el lenguaje. En estas pruebas, los participantes se puntuaron igual de bien, independientemente de si habían reportado actividad sexual de forma semanal, mensual o nunca.
Este estudio amplió investigaciones anteriores realizadas a partir de 2016, que halló que los adultos mayores que eran sexualmente activos obtuvieron puntuaciones más altas en las pruebas cognitivas que aquellos que no eran sexualmente activos.
En este caso, no obstante, la investigación se centró más específicamente en el impacto de la frecuencia de la actividad sexual (es decir, la diferencia que suponía la frecuencia con que realizaban actividades sexuales) y también utilizó una gama más amplia de pruebas para investigar diferentes áreas de la función cognitiva.
Los académicos dicen que una mayor investigación podría ver cómo los elementos biológicos, como la dopamina y la oxitocina, podrían influir en la relación entre la actividad sexual y la función cerebral para dar una explicación más completa de sus hallazgos.
La investigadora principal, la Dra. Hayley Wright, del Centro de Investigación en Psicología, Comportamiento y Logro de la Universidad de Coventry, dijo:
«Sólo podemos especular si esto está impulsado por elementos sociales o físicos; pero un área que nos gustaría investigar más es los mecanismos biológicos que pueden influir en esto”.
«Cada vez que hacemos una investigación nueva, estamos un poco más cerca de entender por qué esta asociación existe en absoluto, cuáles son los mecanismos subyacentes y si existe una relación de causa y efecto entre la actividad sexual y la función cognitiva en las personas mayores”.
«A la gente no le gusta imaginarse a las personas mayores manteniendo relaciones sexuales, pero tenemos que desafiar esta concepción a nivel social y mirar qué impacto puede tener la actividad sexual en los mayores de 50 años, más allá de los efectos conocidos sobre la salud sexual y el bienestar general».
Artículo original publicado por la Universidad de Coventry. Revisado y traducido por ¡QFC!