Este año ha visto un gran y reconocido cambio en la sede del laboratorio de partículas más importante del mundo, el CERN, al verse proclamada como directora general desde el 1 de enero Fabiola Gianotti. Con este nombramiento el laboratorio da la bienvenida a la primera mujer en dirigirlo, ¡y esperemos que no la última! ¡Felicidades, Fabiola!
Fabiola Gianotti, romana de 55 años de edad, obtuvo su doctorado en física de partículas experimentales por la Universidad de Milán. Desde que comenzara su carrera en CERN, ha estado al cargo de varios experimentos, entre los que destaca el aclamado ATLAS (que todos deberían conocer por ser el que descubrió el Bosón de Higgs en 2013, la partícula que aporta masa a la materia).
En la física de partículas, como en prácticamente todas las áreas de la vida, a más respuestas, más preguntas. Si el bosón de Higgs nos ofrecía una respuesta sobre cómo las partículas adquieren su masa, esto no ha hecho sino abrir una puerta a la teorización de nuevas partículas que pudieran existir para explicar la extraña realidad en que existimos. En este sentido, sin ofrecer un objetivo específico, la doctora Gianotti ha declarado cómo su sueño sería “descubrir una partícula que explique el 95% del universo”.
Mientras tanto, la línea de estudio del CERN se está centrando en la comprensión del bosón de Higgs, que se ha detectado, pero del que poco o nada más se conoce, y la detección de la materia oscura, un concepto utilizado para explicar toda materia del universo, invisible ya que no refleja la luz, pero detectable por sus efectos gravitacionales sobre la materia visible, y que se cree abarca más del 20% de toda la materia del universo.
Este anuncio, además de aportar una sólida continuidad a los experimentos del CERN, es relevante para mostrar un ejemplo de una mujer en puestos de máximo liderazgo, y recordar al mundo dos cosas: primero, que no debería caber a estas alturas del desarrollo humano y social ninguna duda acerca de las aptitudes y la capacidad intelectual de la mujer comparadas con las del hombre, y segunda, que todavía queda mucho trabajo por hacer.
Entre los innumerables ejemplos de esto cabría destacar cómo a pesar de existir alrededor de un 16% de mujeres dedicadas a la ciencia medioambiental, únicamente un 3.8% llegó a publicar artículos en las revistas científicas Nature y Science (puedes echar un vistazo a este artículo aquí, en inglés). Otro ejemplo en 2015 se dio con la publicación en Twitter de Fiona Ingleby, investigadora asociada en campos de evolución, conducta y medioambiente, cuando al enviar su artículo científico a la revista PLOS ONE para revisión, no sólo fue éste rechazado (nada extraordinario hasta ahí), sino que recibió como sugerencia de mejora la inclusión de investigadores varones como coautores para asegurar la validez de resultados y la correcta interpretación de los datos (puedes leer el caso aquí, en inglés). Por supuesto, este caso causó un gran revuelo, el revisor fue despedido, la revista se disculpó oficialmente a las investigadoras y les ofreció la posibilidad de revisar el artículo de nuevo.
Lo cierto es que queda mucho por hacer, y esta noticia es tanto positiva como alentadora.