En los humanos, un hombre haciéndose a un lado para dejar pasar a una mujer primero es visto como una muestra de cortesía y caballerosidad, aunque algunos lo vean como algo un poco pasado de moda. En un tipo de cangrejos violinistas, el Uca mjobergi, sin embargo, este comportamiento es una trampa; una que le permite al cangrejo macho coaccionar a una hembra a un apareamiento que quizás hubiera preferido no tener.

Si me lo pides con esos ojitos…

Para captar la atención de una hembra y su atraerla a su madriguera, el cangrejo violinista macho permanece frente a la entrada de su cueva y agita la mayor de sus dos garras. La hembra le echa un vistazo, y considerar su tamaño, el color de su garra y la forma en la que la agita. Si le gusta lo que ve, se acercará a él. Ella podría decidir acceder a su madriguera y analizarla, y una vez dentro, podría quedarse para el apareamiento si cree que la madriguera reúne las condiciones adecuadas para el desarrollo de sus embriones.

Cuando una hembra se acerca a un macho y su madriguera, la mayoría de los machos entran en primer lugar, dejando que su pareja potencial les sigan. Sin embargo, muchos cangrejos macho toman otro enfoque, echándose a un lado y siguiéndolas hacia la guarida, tendiéndoles así una trampa en el interior y apareándose con ellas, según describen los investigadores en la revista PLOS One.

Así que ¿por qué iba a entrar una hembra nunca en una madriguera si existe la posibilidad de quedar atrapada en el interior y ser coaccionada para aparearse? Es posible que esto pueda dar a la hembra la oportunidad de probar la fuerza del macho, sugieren los investigadores. Si consigue liberarse, entonces el macho obviamente no era digno de su atención. O simplemente, es posible que esto sólo forme parte del cortejo y que en realidad no exista coerción alguna. Es difícil saber exactamente lo que está pasando bajo tierra.

Esta no es la primera vez que se ha visto a machos de una especie de cangrejo violinista comportarse en lo que podríamos considerar de manera poco caballerosa. Se han visto a machos de otras especies atrapando, apabullando, sorprendiendo y capturando a las hembras en sus intentos de forzar el apareamiento.

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