Los “continentes” de plástico no son estáticos. Basándose en el trabajo de modelado de circulación oceánica realizado en el Pacífico, investigadores del IRD (Institut de recherche pour le dévelopment) y del CNRS (Centre national de la recherche scientifique) han mostrado recientemente que existen corrientes de salida para estas zonas del mar donde estos montones de desechos se acumulan. Esto significa que, al contrario de lo que se pensaba anteriormente, no quedan atrapados en un remolino infinito en medio del océano. Como expusimos en nuestra historia “El plástico, el problema que supone, y la bacteria que se alimenta de él”, de no hacer nada, el plástico podría suponer para 2050 un mayor peso en los océanos del planeta que todos los peces que lo habitan. Puedes leer la historia completa aquí.

Un enorme vórtice de residuos en cada océano

Ver en pantalla completa. Ilustración de las boyas del NOAA hecha por la NASA para ilustrar los giros oceánicos.

Debido a los vientos en la superficie de los océanos y la rotación de la Tierra (a través de la fuerza de Coriolis), enormes vórtices llamados «giros oceánicos,» se forman en cada una de las cinco grandes cuencas: Norte y Sur del Pacífico, Atlántico norte y sur y el Océano Índico (si bien es cierto que no hace mucho hablamos del giro de Beaufort presente en el polo norte al mostrar el progresivo deshielo de la zona, que puedes ver en este vídeo, éste no es uno de los lugares donde se encuentran los continentes de plástico). Estos enormes remolinos reúnen lentamente a su zaga todo objeto de plástico y residuo que flota en la superficie del agua, acumulándolos año tras año. Este efecto queda visualizado de manera magistral por el NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration) en este vídeo que muestra todas las boyas dejadas por los océanos del mundo en las últimas décadas. Al sincronizar el momento de la suelta, se puede ver cómo van a parar a cada uno de los cinco giros oceánicos.

Esta contaminación es ahora reconocida como un problema global, lo que representa una amenaza para la biodiversidad marina. En particular, estas masas a la deriva actúan como medio de transporte para los virus y las bacterias que se propagan a través de los océanos.

Existe una salida

Sin embargo, estos «continentes» de plástico, como han sido incorrectamente bautizados, no son, de hecho, estáticos. Los investigadores del IRD y del CNRS han revelado recientemente en Geophysical Research Letters la existencia de “puntos de escape” que conducen lejos de estas presentes enormes zonas de convergencia. Los científicos comenzaron estudiando la circulación oceánica en el Pacífico, modelada con una resolución espacial mucho más fina que la de los modelos que se utilizan generalmente para este tipo de estudios (las utilizadas normalmente para la investigación del clima). Simularon las trayectorias de varios millones de partículas, con corrientes definidas en sistemas con rangos variables desde unos pocos kilómetros a treinta o cuarenta kilómetros. Los resultados obtenidos mostraban claramente corrientes de varios cientos de kilómetros de ancho, que escapaban del corazón del giro subtropical y se dirigían hacia el este en su lugar. Además de estas corrientes existen otros procesos físicos como los efectos añadidos del viento y las olas, que si bien no se tienen en cuenta en los modelos, también pueden alterar la trayectoria y el tiempo de tránsito de las partículas y residuos.

Con destino a las costas de América del Sur

(Imagen ampliable) Zona de convergencia y corrientes de salida en el Pacífico sur. Imagen: CNRS / Bruno Blanke

En el Pacífico, los residuos pueden no quedar necesariamente atrapados en el centro del giro oceánico, siguiendo en cambio su curso en dirección a las costas americanas. Además, estos resultados quedan respaldados por el trabajo realizado por los compañeros chilenos de la IRD, ya que se ha observado un aumento en la cantidad de residuos recogidos en sus costas.

Es necesario efectuar un mayor número de observaciones más detalladas, modelado y análisis para obtener una mejor comprensión de las corrientes oceánicas superficiales que regulan el lento desvío de los residuos plásticos en la superficie de los mares y, en el mediano plazo, implementar estrategias para la recogida y el reciclaje de todos estos residuos.

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