En ocasiones hemos tratado de mostrar lo verdaderamente inconmensurable que es el espacio, y lo tremedamente poco que representamos. Vivimos en una microscópica mota de polvo que flota en un infinito vacío moteado de otras motas de polvo a las que llamamos estrellas, cuyo final apenas somos capaces de observar sin ayuda de telescopios. Y dicho vacío ingente cuyo final apenas podemos ver es la Vía Láctea, solo una de entre miles de millones de galaxias del universo. Dentro de nuestra mota de polvo, cada uno de nosotros es un ser de insignificante tamaño.

Sólo en nuestro «barrio», la luz de la estrella más cercana tarda en llegarnos 8 minutos, y tras 40 minutos viajando a la velocidad de la luz, apenas ha llegado a Júpiter (que es donde este vídeo termina). Desde aquí, podemos enfocar nuestros telecopios hasta el centro de la Vía Láctea como muestra este vídeo sólo para descubrir más y más estrellas como la nuestra.

Dentro del vasto universo encontramos rarezas como, por ejemplo, los agujeros negros (ilustrado arriba). Son rarezas comparadas con nuestra perspectiva simplista de la realidad, ya que estos exóticos son tremendamente comunes en el espacio. Seguimos preguntándonos qué son realmente, y qué implicaciones tienen para nuestra comprensión de la realidad en que existimos, qué hay más allá del horizonte de sucesos, si acaso tienen una salida, o si quizás no podrían ser en realidad materia oscura, otro gran misterio moderno.

El siguiente vídeo nos muestra una comparación entre agujeros negros tomando como referencia el objeto más grande que tenemos a nuestra inmediata disposición: el sol. Una de las muestras más inspiradoras y que más dan que pensar sobre la escala del universo. No olvides activar los subtítulos (CC) bajo el vídeo y seleccionar el lenguaje.

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