Según un nuevo estudio, cada año entre el 2 y el 16 por ciento de los pozos de petróleo y gas fracturados hidráulicamente sufren derrames de hidrocarburos, agua cargada de químicos, fluidos de fracturación hidráulica y otras sustancias. El análisis, publicado en Environmental Science & Technology, identificó 6.648 derrames reportados en Colorado, Nuevo México, Dakota del Norte y Pennsylvania durante un período de 10 años.

«Este estudio proporciona información importante sobre la frecuencia, el volumen y la causa de los derrames», dijo Lauren Patterson, asociada en el área de políticas en el Instituto Nicholas para Soluciones de Políticas Ambientales de la Universidad de Duke, en Estados Unidos, y autora principal del estudio.

Los investigadores examinaron los datos de derrames a nivel estatal para caracterizar aquellos asociados con el desarrollo no convencional de petróleo y gas en 31.481 pozos fracturados o de «fracking» en los cuatro estados entre 2005 y 2014. [Puedes conocer más acerca del fracking en nuestra historia, “¿Qué es el fracking?”]

«Los datos sobre derrames a nivel estatal son muy prometedores para la identificación y mitigación de riesgos», dijo Patterson. «Sin embargo, los requisitos para reportarlos difieren entre estados, por lo que se requiere un esfuerzo considerable para hacer que los datos sean útiles para el análisis».

(Imagen ampliable) Esta imagen extraída del mapa interactivo del estudio muestra una década de derrames de más de 20.000 litros de contaminantes procedentes de escapes en las tuberías de los pozos de fracturación (fracking) de Dakota del Norte. Imagen: Science for Nature and People Partnership

Dakota del Norte reportó la mayor tasa de derrames, con 4.453 incidentes, seguido por Pennsylvania con 1.293, Colorado con 476 y Nuevo México con 426. [Puedes ver todos los derrames en este interesante mapa.] El número de derrames reportados es en parte un reflejo de los requisitos establecidos por cada estado. Por ejemplo, en Dakota del Norte se requiere reportar derrames menores (160 litros o más) que en Colorado y Nuevo México (800 litros o más). [Además del riesgo de derrames, ya vimos aquí, cómo el fracking está volviendo a estados de EE.UU. tan activos sísmicamente como California]

«A medida que esta forma de producción de energía aumenta, los esfuerzos estatales para reducir el riesgo de derrame podrían beneficiarse de datos más uniformes y accesibles para mejorar la importante información proporcionada a las partes interesadas sobre dónde enfocar los esfuerzos para localizar y prevenir futuros derrames», añadió Patterson.

Los resultados del estudio superan los 457 derrames calculados por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) para ocho estados entre 2006 y 2012 debido a que el análisis de la EPA sólo consideró la etapa de fracturación hidráulica en lugar del ciclo completo de producción no convencional de petróleo y gas.

«La comprensión de los derrames en todas las etapas del desarrollo del pozo es importante porque la preparación para la fracturación hidráulica requiere del transporte de más materiales hasta los pozos y desde ellos, y del almacenamiento de estos materiales en el lugar», dijo Patterson. «Investigar todas las etapas ayuda a arrojar luz sobre los derrames que pueden ocurrir en todos los tipos de pozos, no sólo los no convencionales».

El 50% de los derrames identificados en el artículo publicado en Environmental Science & Technology estaban relacionados con el almacenamiento y el traslado de fluidos a través de tuberías, aunque no siempre fue posible determinar la causa del derrame debido a que mientras algunos estados requerían explícitamente el reporte de los datos, otros únicamente requerían descripciones.

A nivel estatal, los primeros tres años de la vida de un pozo, cuando ocurren las perforaciones y las fracturas hidráulicas (el fracking) y los volúmenes de producción son mayores, es cuando se registró el mayor riesgo de derrame. El estudio halló que una proporción significativa de derrames (desde un 26 por ciento en Colorado hasta un 53 por ciento en Dakota del Norte) ocurrió en pozos que experimentaron más de un derrame, lo que sugiere que los pozos donde ya han ocurrido derrames merecen una mayor atención.

«Análisis como éste son muy importantes para definir y mitigar los riesgos en el abastecimiento de agua y la salud humana», dijo Kate Konschnik, directora de la Iniciativa de Política Ambiental de la Facultad de Derecho de Harvard. «Es fundamental redactar las reglas estatales para producir reportes con estos factores en mente, para asegurar que los datos correctos estén disponibles (y se presenten en un formato accesible) para la industria, los estados y la comunidad científica».

Artículo original publicado por la Universidad de Duke. Editado y traducido por ¡QFC!

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