Puede que sean pequeñas, pero siguen siendo estrellas. Nuevas observaciones indican que los objetos nacidos con una masa de tan sólo un 6,7 por ciento la del sol pueden brillar durante billones de años en lugar de fracasar como estrellas fallidas en lo que se conoce como enanas marrones.

Estrellas como el sol brillan como resultado de reacciones nucleares que convierten el hidrógeno en helio en sus ardientes centros. Cuanto más caliente es el núcleo, más intensa es la reacción y más brillante es la superficie de la estrella. Aquellas nacidas con menor masa tienen núcleos más fríos y por lo tanto reacciones más lentas, haciéndolas más oscuras.

Las enanas marrones, por su parte, tienen tan poca masa que sus centros permanecen fríos y no pueden mantener reacciones nucleares, a pesar de que ser mucho más masivas que el mayor planeta de nuestro sistema solar: Júpiter. A pesar de su nombre, las enanas marrones adquieren un brillo rojizo cuando se forman, para luego enfriarse lentamente y volverse negras. Si nuestro sol fuera una enana marrón, el mediodía resultaría más oscuro que una noche iluminada por la luz de la luna.

Según sugerían los cálculos sobre la evolución de las estrellas, el límite entre enanas marrones y enanas rojas, que son estrellas oscuras lo suficientemente masivas como para mantener la fusión nuclear, estaba en una masa de entre un 7 y un 8 por ciento la del sol. Pero hasta ahora, esto nunca había sido medido directamente.

Viéndolas girar

Trent Dupuy, de la Universidad de Texas en Austin, y Michael Liu, de la Universidad de Hawái en Honolulu, ambas en Estados Unidos, midieron las masas de 37 enanas rojas y marrones viéndolas girar lentamente la una alrededor de la otra. Sus órbitas, que dependen de su gravedad, revelaron sus masas.

(Imagen ampliable) Enanas marrones de tipo M, L y T, de masas entre 30 y 65 veces la de Júpiter, con un sol similar al del sistema TRAPPIST-1 (izquierda) y Júpiter (derecha) como escala. Imagen: NASA/IPAC/R. Hurt (SSC)

Hasta ahora, sólo se habían realizado seis mediciones de este tipo de objetos; no lo suficiente para ver la frontera entre enanas rojas y marrones.

«Yo sé el tipo de suplicio por el que hay que pasar para hacer esto bien, por lo que mostraron gran tenacidad», dice Todd Henry, de la Universidad Estatal de Georgia en Atlanta, Estados Unidos.

Para las enanas rojas, cuanto menos masiva sea la estrella, más fría  y tenue será. Pero esta relación no es válida para las enanas marrones. Se enfrían y se desvanecen con el tiempo, por lo que una vieja enana marrón será más fría y más tenue que una joven, incluso si tienen la misma masa

«Debería haber un momento donde deje de haber correspondencia entre masa y temperatura superficial», dice Dupuy. Clasificar los objetos por masa reveló esta ruptura.

El límite entre las estrellas exitosas y las fracasadas resulta ser de una masa de alrededor del 6,7 por ciento la del sol, o 70 veces la de Júpiter. Esto es ligeramente menor de lo esperado.

«Es un trabajo excelente», dice Henry. «Este es definitivamente un gran avance».

Artículo original publicado por New Scientist. Revisado y traducido por ¡QFC!

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