Estamos imponiendo nuestra propia forma de cambio de régimen zoológico en el mundo. Al igual que con cualquier otra extinción masiva, la alteración al por mayor del clima y el medio ambiente está conduciendo a miles de especies a una desaparición permanente. Sin embargo, también está creando unas cuantas especies nuevas, como pone de relieve un nuevo estudio publicado en Proceedings of the Royal Society B.

Ya sea a través de la domesticación de animales y plantas, la modificación genética de la flora y la fauna para que favorezcan nuestras propias necesidades, las extinciones forzadas a través de la caza o las alteraciones directas del medio ambiente a través de la deforestación, la expansión del paisaje urbano, o el cambio climático, estamos alterando el proceso de evolución como nunca antes.

Mezcla de oso polar y oso pardo

A través de la observación de varios casos de estudio de organismos generados gracias a la selección innatural, el equipo de investigadores espera arrojar luz sobre las diversas formas en que la humanidad puede impulsar la generación de nuevas formas de vida. Los linajes evolutivos que sobreviven, en ocasiones se desarrollan en especies increíblemente nuevas a velocidades notables, un proceso que podría llamarse “especiación por el hombre” o incluso “selección innatural”.

A pesar de que estas nuevas especies, algunas de ellas híbridas, a menudo pueden prosperar en este mundo dominado por humanos, los autores del estudio destacan que en absoluto compensan las tasas de extinción de especies que se ven por todo el planeta. De hecho, sostienen que la simple comparación del número total de nuevas especies a los mayores con el fin de determinar la biodiversidad es un método desactualizado. Por el contrario, se podría obtener una comprensión más matizada de la biodiversidad si los investigadores se centraran en qué tipo de nuevas especies están evolucionando, y en última instancia, determinar si se produjo a través de la acción humana indirecta.

Mosquito del metro de Londres

“Es poco probable que la perspectiva de una obtención ‘artificial’ de nuevas especies a través de las actividades humanas provoque la sensación de que podría compensar la pérdida de especies ‘naturales’”, explicó Joseph Bull, coautor del estudio e investigador postdoctoral en el Centro de Macroecología, Evolución y Clima en la Universidad de Copenhague. “De hecho, muchas personas podrían encontrar la perspectiva de un mundo con una biodiversidad artificial tan desalentadora como uno empobrecido artificialmente”.

Un ejemplo claro de una especie que ha surgido debido a los cambios de infraestructura dentro de paisajes urbanos es el «mosquito del metro de Londres». Solía ser un mosquito común doméstico no hace muchas generaciones, pero algunos se colaron en la red de metro de Londres y se reprodujeron allí. Hoy en día existe una población subterránea considerable tan genéticamente distinta de su homóloga residente en la superficie que los dos grupos de mosquitos ya no pueden aparearse.

Otro ejemplo presentado es el zigóptero o caballito del diablo Megaloprepus caerulatus, un residente de los bosques de América Central. Gracias a la deforestación excesiva de la zona, la especie ha quedado dividida en varios grupos de población separados, divididos por la nueva geografía. Ahora, es muy probable que se hayan fragmentado en múltiples especies dentro de un espacio de tiempo muy corto.

Megaloprepus caerulatus, que casi con total seguridad son múltiples especies. Imagen: Steven G. Johnson/Wikimedia Commons; CC BY-SA 3.0

El cambio climático está acabando rápidamente con gran parte del hielo marino del Ártico, ese mismo donde les gusta habitar a los mismos osos polares. Esto les ha obligado a migrar hacia el interior, donde están entrando en contacto con los osos pardos y consecuentemente se están apareando con ellos. En consecuencia, hoy en día se pueden encontrar híbridos polares-pardos vagando por el continente norteamericano.

Los investigadores afirman que es imposible cuantificar el número de casos de especiación causada por el hombre, pero consideran que el impacto podría ser bastante considerable. De hecho, señalan que desde el último punto álgido glacial hace 11.500 años, 255 especies de mamíferos y 523 especies de aves se han extinguido, 900 especies se han visto forzadas a migrar, hemos domesticado 470 animales, y ahora seis de los 40 cultivos más importantes del mundo son especies totalmente nuevas.

Esto se está empezando a parecer a un pandemonio a escala global.

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