¿Sabías que una vez, el Mar Mediterráneo estuvo a punto de secarse? Hace seis millones de años, pequeños cambios en los movimientos de las placas tectónicas de Eurasia y África cerraron el estrecho de Gibraltar después de que el desprendimiento de una placa litosférica a unos 100 kilómetros de profundidad provocara el levantamiento del fondo oceánico. Sin el influjo de agua del Océano Atlántico, los ríos no vertían la suficiente cantidad de agua como para mantener el nivel de las aguas, y en unos 2.000 años, el mar perdió hasta un 75% de su volumen en lo que se conoce como la crisis salina del Messiniense, transformándose en un desierto.
Prueba de este hecho son los enormes depósitos de sal que, por ejemplo en Sicilia, se ha estado minando desde hace 50 años, y se cree que podrían continuar durante miles de años sin siquiera llegar a agotarla. De hecho, es debido a estos enormes depósitos salinos sicilianos que ahora, gracias a movimientos geológicos, han emergido, que este periodo adquirió el nombre de la ciudad de Messina (de ahí la crisis salina del Messiniense).
Pasado un tiempo, el estrecho cedió, y el agua pudo entrar de nuevo. Se desconoce si el llenado de la cuenca mediterránea se produjo de golpe o se manera gradual, pero casi con total certeza, fue todo un cataclismo. Recientes estudios publicados en Nature han sugerido que el llenado se produjo en tan sólo de unos meses a 2 años, en un volcado de aguas cuyas velocidades llegaron a alcanzar los cientos de kilómetros por hora, provocando una subida del nivel del mar de hasta 10 metros diarios.
Incluso hoy día, el Mar Mediterráneo pierde hasta 3 veces más agua a través de la evaporación de lo que recibe de los ríos y la lluvia. El déficit de agua se ve compensado con un flujo constante de agua que entra del Océano Atlántico, al Mediterráneo.
Este vídeo muestra el proceso por el que se produjo este cambio radical en el Mar Mediterráneo.