Las coníferas son los árboles más altos, anchos y más antiguos del mundo. Pero tienen algunas de las hojas más pequeñas en el reino vegetal, ya que la mayoría nunca llega a crecer más allá de los 6 centímetros.

Para averiguar por qué, los científicos modelaron matemáticamente la manera en que los nutrientes líquidos se mueven a través de las hojas de coníferas como las secoyas o los cedros. Se centraron en los azúcares, ya que son producidos en las hojas por medio de la fotosíntesis y se transportan a través de tubos 20 veces más estrechos que un cabello humano a las raíces y a los brotes nuevos.

(Imagen ampliable) Tipos de hojas de coníferas. Imagen: growforagecookferment.co

Sin embargo, mover el fluido a través de un espacio tan estrecho requiere de mucha presión, proporcionada por células llenas de agua que recubren el tubo, y parece ser que existe un límite para cuánta agua puede entrar en esas células. Al comparar la presión necesaria para bombear los azúcares con la presión máxima proporcionada por las células, los científicos mostraron que los azúcares no podrían ser transportados eficientemente a través de tubos de más de 5 centímetros, según informan en Physical Review E.

Esta longitud es consistente con los datos obtenidos de más de 500 especies de coníferas, con algunas excepciones. Algunas especies con hojas inesperadamente grandes, como algunos pinos, pueden haber evolucionado para optimizar la captura de luz o el intercambio de gases para la fotosíntesis, según observan los investigadores.

De entre todos los árboles, los nuevos hallazgos se limitan a las coníferas, cuyas hojas crecen en forma de agujas para ayudan a desprenderse de la nieve. Pero podrían aplicarse mucho más allá del reino vegetal para ayudar a los investigadores a entender otros procesos como el transporte de fluidos en los riñones.

Artículo original publicado por la revista Science. Revisado y traducido por ¡QFC!