Mercurio es un planeta tan interesante como desconocido. A lo largo de los años se han realizado dos misiones (una, la Mariner 10, en los años 70 y otra, la MESSENGER, en los 2000) para conocer mejor el planeta con la órbita más cercana al Sol. Por supuesto, se ha llegado a comprender mucho mejor tanto la composición de su campo magnético como la geografía de la superficie. Con los datos obtenidos de la última misión realizada, MESSENGER, científicos han llegado a conocer una pregunta que hasta la fecha era un misterio: ¿por qué es Mercurio tan oscuro comparado con el resto de planetas rocosos del Sistema Solar?
Un artículo publicado en la revista Nature Geoscience por un equipo liderado por Patrick Peplowski, del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad de John Hopkins, ha indagado en la marcada coloración del planeta. Como apunta el estudio, la superficie de Mercurio es marcadamente más oscura que lo que cabría predecir por su composición. Gran parte de la pigmentación se concentra alrededor de grandes cráteres de impacto y de su material eyectado, lo que indica un origen situado en la corteza.
Generalmente, se asume como agentes causantes del oscurecimiento el hierro o el titanio. No obstante, Mercurio posee niveles de hierro mucho menores que la Luna, y aun así es más oscuro que ella. Fue hace alrededor de un año que se sugirió que podría ser el carbono el elemento que podría causar este oscurecimiento. Tras realizar simulaciones, los astrónomos mostraron cómo era posible que Mercurio hubiera sido bombardeado por cometas ricos en grafito (un tipo de cristalización del carbono) durante los primeros días del Sistema Solar. Pero no fue hasta que se obtuvieron datos de la misión MESSENGER que se pudo corroborar esta idea.
Como apuntó Larry Nittler, coautor del estudio e investigador principal adjunto en la misión MESSENGER, en un comunicado, “utilizamos el Espectrómetro de Neutrones del MESSENGER para determinar la distribución espacial del carbono, y encontramos que está correlacionado con el material más oscuro en Mercurio, y este material muy probablemente se originó en la capa profunda de la corteza.”
Los datos recibidos sobre la presencia de grafito en los últimos vuelos de reconocimiento de la misión indicaron una presencia de carbono en la superficie mucho mayor que en otros planetas rocosos del Sistema Solar. Y en vez de llegar al planeta a través de cometas (como se creía en un principio), los datos apuntan a un origen nativo de las profundidades del planeta.
Cuando Mercurio era joven y más caluroso de lo que es incluso hoy en día con sus 427 grados de temperatura máxima, su superficie era un turbulento mar de magma. Es posible que el grafito se haya cristalizado en dicho océano, formando una corteza primordial, cuyos restos subyacen bajo la superficie actual y que son expuestos tras impactos de cuerpos externos.
Este estudio pone de manifiesto nuestro limitado conocimiento sobre el más pequeño de los planetas del Sistema Solar. A pesar de orbitar 4.800 millones de kilómetros más cerca que Plutón, conocemos más acerca de éste gracias a la misión New Horizons que realizó su vuelo de reconocimiento en julio de 2014 que de Mercurio. No obstante, la detallada comprensión de este planeta nos acerca al entendimiento del Sistema Solar en su conjunto, de cómo los planetas llegaron a formarse, y arroja luz sobre qué tipos de planetas podemos encontrar orbitando otras estrellas y qué rasgos en ellos nos permitirían identificar su composición.
Como apuntó Peplowski, “aún estamos puliendo nuestro conocimiento sobre cómo se formó el sistema Tierra-Luna tras numerosas misiones,” y añadió que “creer que realmente comprendemos la historia temprana de Mercurio es ingenuo.”
“MESSENGER nos trajo una ingente cantidad de datos y únicamente hemos mirado a una parte de ellos,” continuó. “Creo que veremos que hay tal riqueza de información que nos mantendremos ocupados durante años.”