La compresión es el pegamento de la naturaleza. A modo de ejemplo, la Bóveda del Armadillo, un pabellón estructuralmente independiente de 399 losas de piedra caliza y que abarca casi 16 metros, curvado y plegado alrededor de las columnas de un edificio de la Venecia (Italia) del siglo 13, se muestra a los visitantes de la Bienal de Arquitectura de este año. Sin ningún tipo de pegamento, sin mortero, sin ninguna subestructura oculta para asegurar que el edificio de 24 toneladas no se colapse, este edificio supone un ejemplo de arquitectura muy inteligente.

Uno de los conceptos más básicos sobre los que trabajan los arquitectos y los ingenieros es el juego entre la compresión (el empuje de dos elementos entre sí) y la tensión (la tirantez de dos elementos opuestos). La Torre Eiffel, las catedrales de piedra europeas, todo puente jamás construido; todos ellos se basan en el equilibrio de estas dos fuerzas.

La Bóveda del Armadillo va en una dirección diferente. Dado que los bloques de piedra caliza que lo conforman constituyen una serie de arcos unidos (una forma clásica que convierte la compresión en fortaleza) la estructura se yergue tan sólo sobre un minimalista sistema de puntos de tensión que ayuda a equilibrar la estructura sobre el suelo. Todo esto no quiere decir que no haya precisado de un poco de ayuda. «No hay manera de imaginar este tipo de forma sin la computación», dice Philippe Block, director del grupo de investigación en la ETH Zurich que desarrolló la Bóveda del Armadillo.

Diseño interactivo de una bóveda realizada por RhinoVAULT. Imagen: Rippmann M., Lachauer L. and Block P

Hace algunos años, el Block Research Group creó un paquete de software llamado RhinoVAULT, diseñado para permitir a los arquitectos manipular las fuerzas de tensión y compresión dentro de un modelo en 3D. Esto es lo que permite diseñar el Armadillo. Dado que se encuentra en el interior de la Corderie dell’Arsenale, un edificio nombrado patrimonio de la humanidad, el equipo tuvo que redistribuir las fuerzas sobre el suelo para minimizar en lo posible el impacto de la estructura. La forma ondulada del diseño final es lo que propuso el software, y afortunadamente resulta tanto funcional como estético.

Para construir el pabellón, los albañiles se basaron en los resultados del RhinoVAULT para asignar los bloques, extraídos de una cantera al oeste de Texas (Estados Unidos), y organizados por números y ubicación. A continuación se construyó un encofrado de madera en el interior del pabellón y colocaron las piedras en su lugar sobre el mismo. La estructura comprende piezas de dos pulgadas de grosor en la parte superior, y de cinco pulgadas de grosor cerca de la parte inferior. Una vez retirado el andamiaje inferior, las piedras simplemente se mantienen en posición. «Casi no se puede ni introducir una hoja de afeitar entre las piedras», dice Block.

Y la estructura realmente es resistente. Block comenta que un equipo de fútbol podría sin problemas bailar en la parte superior de ella; «un equipo de fútbol americano», aclara. Al caminar por su interior los visitantes pueden contemplar las fuerzas que actúan sobre cada uno de los bloques a través de grabados en el techo, a modo de representación visual de la física sobre la que se basa la bóveda del Armadillo, y prueba de cómo las formas fluidas y sinuosas de los edificios de arquitectos como Zaha Hadid y Frank Gehry no necesitan subestructuras complejas de acero. Block explica que las herramientas de diseño como el RhinoVAULT podrían permitir el desarrollo de las mismas estructuras pero con mucho menos material. «Es una representación más honesta de la geometría», dice Block. «Creo que también es una vuelta atrás para mostrar la capacidad de los materiales, incluso los más humildes». El hecho de que estos materiales también produzcan estructuras bellas es sólo un bono.