(Imagen ampliable) Parque eólico London Array. Imagen: NASA Earth Observatory/Jesse Allen

La energía eólica marina está despegando en Europa, pero no hemos hecho más que empezar a comprender el impacto medioambiental de motear los océanos con gigantescas torres de acero. Un efecto de estos gigantes de energía limpia, sin embargo, parece indiscutible: regueros de sedimentos.

Estas sorprendentes imágenes captadas por el Operational Land Imager de la NASA y el satélite Landsat 8 del USGS, nos muestran lo que podría parecer un grupo de esquiadores en lancha que atraviesan el Mar del Norte en formación matemáticamente precisa. En realidad, se trata de vastas estelas y regueros de sedimentos suspendidos generados por tres enormes parques eólicos marinos.

(Imagen ampliable) Parque eólico Thanet. Imagen: NASA Earth Observatory/Jesse Allen

En la foto de arriba, el Array de Londres abarca 100 kilómetros cuadrados y produce hasta 630 megavatios (MW) de potencia, suficiente para casi medio millón de hogares del Reino Unido al año. A su norte y sur se encuentran los parques eólicos Greater Gabbard y Thanet, que abarcan respectivamente 150 y 35 kilómetros cuadrados y producen hasta 504 y 300 MW de potencia. En conjunto, los parques eólicos del Mar del Norte representan aproximadamente el 70% de la capacidad total instalada de la Unión Europea en alta mar.

Un análisis de 2014 halló que los regueros de sedimentos de los parques eólicos marinos, que tienden a alinearse con las corrientes marinas, pueden medir de 30 a 150 metros de ancho y dilatarse durante varios kilómetros. ¿Cuál es el efecto tienen estos penachos en los viveros de peces y la vida marina que habita mar adentro en las cercanías poco profundas del Mar del Norte?

(Imagen ampliable) Parque eólico Gabbard. Imagen: NASA Earth Observatory/Jesse Allen

Los defensores de la energía eólica marina tienden a minimizar el impacto ecológico potencial, que es, sin duda, menos preocupante que la liberación continua de giga toneladas de carbono en nuestra atmósfera por la industria de los combustibles fósiles. Pero si el viento en alta mar va a jugar un papel importante en el futuro energético de Europa, la realidad es que vamos a necesitar muchos, muchos miles de turbinas. Es mejor que sepamos en qué nos estamos metiendo.