Una especie de Homo no identificada hizo uso de herramientas de piedra para separar huesos, dientes y colmillos de mastodonte hace aproximadamente 130.700 años en un yacimiento cercano a lo que ahora es San Diego, en Estados Unidos. Esta inquietante afirmación que pone patas arriba el debate científico sobre la llegada a las Américas proviene de un equipo dirigido por el arqueólogo Steven Holen del Centro de Investigación Paleolítica Americana de Hot Springs, Dakota del Sur, en Estados Unidos, y el paleontólogo Thomas Deméré del Museo de Historia Natural de San Diego. Si es verdad, significa que el yacimiento de Cerutti Mastodon contiene la evidencia más antigua conocida, por más de 100,000 años, de colonos humanos o similares en el Nuevo Mundo, según informaron los investigadores en Nature.
Hace unos 130.000 años, según los investigadores, un clima relativamente cálido y húmedo habría sumergido cualquier conexión terrestre entre el noreste de Asia y lo que ahora es Alaska. Así que los colonizadores antiguos de América del Norte debieron haber llegado al continente en canoas u otras embarcaciones y haber viajado a través de la costa del Pacífico, proponen [de una forma no muy diferente a como os mostramos con la colonización de Oceanía Remota en esta historia].
Los grupos candidatos a desmembradores de huesos de mastodonte en el sur de California incluyen Neandertales, homínidos de Denísova y Homo erectus, que habitaron el noreste de Asia hace alrededor de 130.000 años. Una posibilidad menos probable, dice Holen, es el Homo sapiens [nosotros], que llegó al sur de China entre 80.000 y 120.000 años atrás. No se han encontrado fósiles de homínidos entre los restos del mastodonte.
Cualquiera que sea la especie de Homo que haya llegado al yacimiento de Cerutti Mastodon, probablemente rompió los huesos de la enorme bestia para obtener médula nutritiva y utilizar fragmentos de extremidades adecuados para fabricar herramientas, sostienen los científicos. Los homínidos probablemente hurgaron en el cadáver del mastodonte, ya que sus huesos no contienen incisiones de herramientas de piedra producidas cuando un animal es sacrificado, añaden.
La comunidad científica no está de acuerdo sobre si los humanos llegaron a las Américas hace más de 20.000 años, así que no es de extrañar que el nuevo informe sea polémico. Los críticos rápidamente cuestionaron sus hallazgos.
La excavación del yacimiento del mastodonte ocurrió en 1992 y 1993, tras haber sido expuestos parcialmente durante un proyecto de construcción. Las retroexcavadoras y otros equipos pesados de construcción pueden causar el mismo tipo de daño en los huesos de mastodonte que los que atribuye el nuevo informe a una antigua especie Homo, dice el arqueólogo Gary Haynes de la Universidad de Nevada, en Reno, Estados Unidos.
El antiguo paisaje del sur de California también pudo haber contado con arroyos que podrían haber arrastrado huesos rotos de mastodonte y piedras grandes de áreas esparcidas hasta el lugar donde finalmente fueron desenterrados, dice el arqueólogo Vance Holliday de la Universidad de Arizona en Tucson, Estados Unidos. Tal vez los homínidos usaron estas piedras para romper huesos, pero el nuevo estudio no descarta otras posibilidades, como el pisoteo de los huesos por otros animales en aquellos lugares donde pudieron haberse originado, dice. «Defender la idea de los [homínidos] en este lado del Océano Pacífico hace 130.000 años es una propuesta muy arriesgada, y este yacimiento no la hace definitiva».
No se ha encontrado nada que califique claramente como herramienta de piedra en el yacimiento Cerutti Mastodon, dice el arqueólogo Michael Waters de la Universidad Texas A&M en College Station. La acumulación de evidencia genética indica que las primeras personas que llegaron a las Américas y dieron origen a los nativos americanos actuales llegaron hace no más de 25.000 años atrás, añade Waters. [Para saber más acerca de este descubrimiento, puedes leer nuestra historia: ‘Los primeros humanos llegaron a América mucho antes de lo que se creía‘.]
Pero el coautor del estudio, Richard Fullagar, de la Universidad de Wollongong, Australia, sostiene que «la evidencia es incontestable». Las mediciones de uranio natural y sus productos de descomposición en fragmentos óseos de mastodonte permitieron a los científicos estimar su antigüedad.
Una capa de sedimentos en el yacimiento de San Diego contenía fragmentos de huesos de extremidades de un mastodonte, dientes molares y colmillos con marcas consistentes de golpes repetidos hechos con grandes piedras, según explica el equipo. Los extremos de algunos huesos habían sido fracturados, sugiriendo que la médula había sido quitada.
Los huesos del mastodonte se hallaban en dos grupos. Un conjunto de huesos se hallaba cerca de dos piedras grandes. El otro grupo óseo se extendía alrededor de tres grandes piedras. Estos trozos de roca oscilaban entre 10 y 30 centímetros de diámetro.
El equipo de Holen utilizó piedras comparables unidas a ramas para romper huesos de elefante recostadas sobre grandes rocas. El daño ocasionado a las piedras experimentales empleadas como martillos se parecía en tres de las piedras en el yacimiento del mastodonte. Los investigadores, pues, concluyeron que esas piedras se habían usado para partir huesos de mastodonte. Las rocas utilizadas como yunques en los experimentos sufrieron daños similares a los observados en las otras dos piedras excavadas.
La maquinaria de construcción produce un tipo de daño distintivo a los huesos grandes que no aparece en los restos de mastodonte del yacimiento de California, dice Holen. La excavación de los huesos y las piedras llegaron a una profundidad de unos tres metros por debajo del área expuesta originalmente por la maquinaria pesada.
Los análisis de sedimentos en el yacimiento del mastodonte indican que ningún arroyo arrastró los huesos y las piedras de otros lugares, argumentan los científicos. También es improbable que otros animales los pisotearan o royeran o que el proceso de fosilización creara los tipos de daño óseo que se observan, dicen.
En un comentario publicado en el mismo número de Nature, la arqueóloga Erella Hovers de la Universidad Hebrea de Jerusalén toma una visión cautelosamente positiva de los nuevos hallazgos. A pesar de la incertidumbre acerca de quién fracturó los huesos de mastodonte en la costa del Pacífico hace tanto tiempo, el equipo de Holen muestra que el daño fue hecho muy probablemente por miembros de una especie Homo, dice ella. Las poblaciones de homínidos de la Edad de Piedra pueden haber llegado a «lo que ahora parece ser un ‘no tan nuevo’ Nuevo Mundo», escribe Hovers.
Artículo original publicado por Science News. Revisado y traducido por ¡QFC!