Por cada tonelada de dióxido de carbono (CO2) que emite cualquier persona en nuestro planeta, desaparecen tres metros cuadrados de hielo marino del Ártico. Este es el hallazgo de un estudio que ha sido publicado en la revista Science esta semana por Dirk Notz, líder de un grupo de investigación del Instituto Max Planck de Meteorología, en Alemania, y Julienne Stroeve, del Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo de los Estados Unidos. Estas cifras nos permiten por primera vez visualizar la contribución individual al cambio climático global [que, como vimos aquí, se nos muestra de muchas maneras]. El estudio también explica por qué los modelos climáticos simulan una menor respuesta de lo que se puede llegar a detectar en las observaciones. Concluye que la meta acordada de un calentamiento global de dos grados Celsius en la más reciente Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima no permitirá que el hielo marino del Ártico sobreviva en verano [no hace mucho nos preguntábamos en ¡QFC! si, a la vista de la información que estamos recibiendo, no podría haber perdido su sentido el compromiso de París sin siquiera haberse llegado a implementar].
El rápido retroceso del hielo marino del Ártico es uno de los indicadores más directos del cambio climático en curso en nuestro planeta. Durante los últimos cuarenta años, la cobertura de hielo en verano se ha reducido en más de la mitad, con simulaciones de modelos climáticos que predicen la posible desaparición de la mitad restante para mediados de siglo a menos que las emisiones de gases de efecto invernadero se reduzcan rápidamente [puedes ver la evolución del hielo del Ártico desde 1990 hasta hoy aquí]. Sin embargo, varios estudios han indicado que los modelos climáticos subestiman la pérdida de hielo marino del Ártico, por lo que dichos modelos podrían no ser la herramienta más idónea para cuantificar la evolución futura de la capa de hielo.
Para abordar esta cuestión, un estudio publicado en la revista Science infiere la evolución futura del hielo marino del Ártico en verano directamente del registro observacional. Para ello, los autores han examinado el vínculo entre las emisiones de dióxido de carbono y el área de hielo marino ártico durante el verano, y han hallado que ambos están relacionados linealmente. «Las cifras observadas son muy simples», explica el autor principal Dirk Notz. «Por cada tonelada de dióxido de carbono que una persona emite en cualquier lugar de este planeta, se pierden tres metros cuadrados de hielo marino del Ártico».
Ida y vuelta Fráncfort – San Francisco: cinco metros cuadrados de hielo marino menos
«Hasta ahora, el cambio climático a menudo se había percibido como una noción bastante abstracta. Nuestros resultados nos permiten superar esta percepción», dice la coautora Julienne Stroeve. Por ejemplo, ahora se puede calcular de manera directa que las emisiones de dióxido de carbono por cada asiento en un vuelo de ida y vuelta desde, por ejemplo, Londres hasta San Francisco, provocan la desaparición de unos cinco metros cuadrados de hielo marino del Ártico».
Si bien los modelos climáticos también simulan la relación lineal observada entre el área de hielo marino y las emisiones de CO2, generalmente tienen una sensibilidad mucho más baja de la cubierta de hielo de lo que se ha observado. El estudio de Science considera que esto, probablemente, se deba a que los modelos subestiman que el calentamiento atmosférico en el Ártico es inducido por una emisión dada de dióxido de carbono. «Parece los responsables de que [los modelos y las observaciones] no coincidan no es principalmente debido a los modelos de hielo marino. Simplemente, el hielo se derrite demasiado lentamente en los modelos debido a que el calentamiento que muestran en el Ártico es demasiado débil», dice Stroeve.
Otras 1000 gigatoneladas de CO2 y hielo marino se desmoronará en septiembre
Con respecto a la evolución futura del hielo marino del Ártico, el objetivo acordado internacionalmente de limitar el calentamiento global [que no hace mucho se probó que llevamos provocando desde hace 180 años, como puedes leer aquí] a dos grados centígrados no es suficiente para permitir que el hielo del mar del Ártico en verano sobreviva. Dada la sensibilidad observada de la capa de hielo, el hielo marino desaparecerá durante septiembre, una vez que se hayan emitido otras 1000 gigatoneladas de dióxido de carbono. Esta cantidad de emisiones generalmente se toma como una estimación aproximada de las emisiones permitidas para alcanzar el objetivo del calentamiento global de dos grados Celsius. Sólo con emisiones mucho más bajas que permitan mantener el calentamiento global por debajo de los 1,5 ° C, como se pide en el acuerdo de París, podría tener el hielo marino del Ártico en verano una posibilidad real de supervivencia a largo plazo, concluyen los autores del estudio Dirk Notz y Julienne Stroeve.
Artículo publicado originalmente por Max Planck Institute, revisado y traducido por ¡QFC!